OBERTURA
ACTO I
Escena primera
Una costa rocosa y escarpada. El mar ocupa la mayor parte del escenario;
con una gran vista sobre él. Hace mal tiempo; hay una tormenta violenta.
El barco de Daland acaba de anclar junto a la costa; los marineros
están ocupados arriando las velas, las cuerdas, etc. Daland ha
bajado a tierra; sube un acantilado y mira hacia tierra para orientarse).
NR. 1 Introducción
Marineros
(Mientras trabajan)
Hojoje!, Hojoje!, Hallojo! Ho!.
Daland
(Bajando del acantilado)
¡No hay duda! La tormenta nos ha
desviado siete millas, a un refugio seguro.
¡Tan cerca que estábamos tras un viaje tan largo,
y el destino me juega esta mala pasada!.
Timonel
(Desde cubierta)
Ho! ¡Capitán!
Daland
¿Cómo va todo por cubierta?
Timonel
Todo va bien, Capitán.
Tenemos fuertes amarras.
Daland
Esto es Sandwike, conozco bien la bahía.
¡Maldición! ¡Hasta llegué a ver mi casa en la orilla
y ya sentía como abrazaba a Senta, mi niña!
Fue entonces cuando se levantó esta ráfaga desde las
profundidades del infierno...
fiarse del viento es como fiarse de la misericordia de Satanás!.
(Subiendo a bordo)
¡Bueno! ¡Paciencia! la tormenta se calmará;
una tormenta tan violenta no puede durar.
(Ya a bordo)
¡He! Muchachos! ya lleváis mucho tiempo de guardia;
ahora, descansad; no hay nada que temer!
(Los marineros bajan)
Ahora, timonel ¿tomarás el relevo de guardia?
no creo que haya peligro pero será mejor que vigilemos.
Timonel
No le des más vueltas! que duermas bien Capitán!
(Daland se va a su camarote. El timonel se queda solo en cubierta.
La tormenta ha calmado un poco, y sólo vuelve a intervalos esporádicos.
Las olas aún crespas en el mar abierto. El timonel hace su ronda de guardia,
y se sienta junto al timón. Bosteza y se levanta cuando ve que se está
quedando dormido).
Canción
¡A través de truenos y tormentas, desde mares
lejanos me voy acercando a ti, mi niña!
¡A través de las olas altas como torres, desde
tierras del sur aquí estoy, mi niña!
!Mi niña! si no hubiera viento del sur,
nunca podría llegar hasta ti:
Oh, querido viento del sur, sopla una vez más!
Mi niña me espera ansiosamente.
Hohoje! Hallohoho! Jollohohoho! ...
(Una ola rompe contra el barco, agitándolo violentamente El timonel se
levanta y echa un vistazo. Una vez a comprobado que el barco no ha sufrido
ningún daño, vuelve a sentarse y canta, hasta que poco a poco se queda
dormido).
En costas sureñas, en tierras lejanas, he pensado en ti;
a través de truenos y tormentas,
desde playas moras te he traído un presente.
Mi niña, canta alabanzas al justo viento del sur,
porque te he traído un anillo de oro.
¡Querido viento del sur, supla!
Mi niña me agradecerá el regalo
Hohoje!, Hollaho!.
(Lucha por mantenerse despierto, pero finalmente se duerme. Vuelve
a levantarse una tormenta violenta; se hace más oscuro. En la distancia
aparece el barco del Holandés Errante., con sus velas rojas como
la sangre y mástiles negros. Rápidamente el barco llega a la costa, y
vara junto al barco noruego. Con un estruendo espantoso, echa ancla. El
Timonel de Daland empieza a despertarse. Sin moverse de su sitio, echa
un rápido vistazo al timón, y cuando se ha asegurado de que no ha sufrido
ningún daño, se vuelve a dormir. En silencio, sin el más mínimo ruido,
la fantasmagórica tripulación del Holandés Errante. aferra velas)
Mi niña, si no hubiera viento del sur
Escena segunda
(El Holandés baja a tierra, vestido con un traje español de color negro).
NR. 2 Recitativo y Aria
Holandés
Ha llegado la hora, y de nuevo siete años han transcurrido.
El mar, harto de mí, me echa a tierra.
¡Oh, océano arrogante!
¡Pronto habrás de soportarme otra vez!
¡Tu obstinación puede cambiarse, pero mi maldición es eterna!.
A ti océano agitado, permanezco fiel hasta que tu última
ola se rompa, y tus últimas aguas se sequen!
¡Cuantas veces, con cariño, me he sumergido en tu más profundo abismo!
¡Pero, pobre de mí, nunca he hallado la muerte!
Allí, hasta los arrecifes, espantosos
cementerios de barcos, he llevado mi barco,
pero ¡Ay! ¡La tumba no quiso tomarme!.
Burlándome de él, reté a duelo al pirata,
con la esperanza de morir en una violenta refriega:
"Aquí", grité, "demuéstrame tus proezas,
mi barco está repleto de tesoros".
Sin embargo, el bárbaro hijo del mar,
se santiguó y salió huyendo.
¡En ningún lugar encuentro mi tumba!
¡La muerte nunca me llega!
Esta es la horrible condena de mi maldición.
¡Te pregunto a ti, bendito ángel del Cielo
que me conseguiste las condiciones de mi absolución:
¿acaso era yo el infeliz blanco de mis burlas
cuando tú me enseñaste la manera de liberarme?
¡Vana esperanza! ¡Terror, engaño sin sentido!
Mi eterna fe en la tierra pertenece al pasado.
Una sola esperanza me queda,
una sola que permanecerá inalterable:
que por muchos nuevos brotes que de la tierra,
al final, ésta debe morir.
¡Día del Juicio! ¡Día del Juicio Final!
¿Cuándo harás que amanezca en mi noche?
¿Cuándo resonará el estruendo de destrucción que hará pedazos el mundo?.
Cuando los muertos se levanten de nuevo, entonces yo entraré en el vacío.
¡Vosotras, estrellas, ahí en lo alto, poned fin a vuestro ciclo!
Eterna muerte; cae sobre mí!
La tripulación del holandés
(Desde el interior del barco)
Eterna muerte, ¡cae sobre nosotros!
Escena tercera
(Daland aparece en la cubierta de su barco. Toma la dirección del viento
y ve el barco del Holandés).
NR. 3 Escena, Dueto y Coro
Daland
¡He, Hola! Timonel!
Timonel
(Levantándose, todavía medio dormido)
¡No pasa nada! ¡No pasa nada!
(Para demostrar que está despierto, empieza a cantar su canción).
Oh, querido viento del sur, sopla una vez más,
mi niña ...
Daland
(Sacudiéndolo con fuerza)
¿No ves nada? ¡Valiente guardia montas, muchacho!
Ahí hay un barco ... ¿cuánto rato llevas dormido?
Timonel
(Levantándose de golpe)
¡Que el diablo me lleve!
Perdóname Capitán.
(Agarra el "megáfono" y llama a la tripulación del Holandés.)
¡Ah del barco!
(Larga pausa)
¡Ah del barco!
(Larga pausa)
Daland
Parece que están tan ociosos como nosotros.
Timonel
(Tal como antes)
¡Contestad! ¿Cual es el nombre del barco, qué bandera tenéis?
Daland
(Que mientras tanto ha visto al Holandés en tierra)
Olvídalo! Me parece que veo al capitán.
¡He Hola! Marinero!
¿Cómo os llamáis y de qué país venís?
(Un silencio largo)
Dueto
Holandés
(Sin cambiar de posición)
¡He venido de lejos, a través de tormentas y tempestades!
¿Me negaríais echar el ancla tras tan arduo viaje?
Daland
¡Dios no lo quiera!
Los marineros conocen bien la necesidad de hospitalidad.
¿Quién eres?.
Holandés
Un holandés
Daland
(Ahora en tierra)
¡Que Dios os acompañe!
¿Así que la tormenta también os ha traído hasta esta yerma costa rocosa?
Yo no podía tener mejor destino:
mi casa se halla a tan sólo unas cuantas millas de aquí;
casi habíamos llego, cuando tuve que dar media vuelta otra vez.
Decidme, ¿De donde venís? ¿Habéis sufrido algún daño?
Holandés
Mi barco está a salvo y no ha sufrido ningún daño.
Arrastrado por tormentas y fuertes vientos,
he vagado por los océanos,
durante cuanto tiempo, no sabría decir:
ya no cuento los años.
Es imposible, creo, nombrar todos los países donde he estado y,
en cambio nunca encuentro el país que más anhelo: ¡el mío propio!
¡Concededme el refugio de vuestra casa durante un tiempo,
y no os arrepentiréis de vuestra amistad!
Mi barco está cargado de tesoros de todas las regiones de todo el mundo;
si decidís hacer un trato, saldréis ganando!
Daland
¡Que increíble! ¿Puedo creer lo que decís?
Parece ser que una estrella adversa os ha perseguido hasta ahora.
Me ofrezco a hacer todo lo que pueda para serviros;
pero ¿me permitís preguntaros que contiene vuestro barco?
Holandés
(Da una señal a su tripulación y dos miembros de ésta bajan a tierra
un cofre)
Veréis los tesoros más inusuales,
perlas preciosas, gemas carísimas
(Abre el cofre)
Mirad y convenceos vos mismo
del valor de lo que os ofrezco a vos y a vuestro techo hospitalario.
Daland
(Mirando con sumo asombro el contenido del cofre)
¿Qué? ¿Es posible? ¡Que tesoro!
¿Quién es lo suficientemente rico para ofrecer un precio por él?
Holandés
¿El precio? Lo acabo de nombrar:
es por alojarme sólo por una noche.
Sin embargo, lo que veis no es más
que una fracción de lo que hay en mi barco.
¿De qué me sirve la riqueza?
No tengo ni mujer ni hijos, y nunca encuentro mi patria.
¡Os ofrezco todas mis riquezas,
si me dais cobijo en vuestra casa junto con los vuestros.
Daland
¿Qué oigo?
Holandés
¿Tenéis una hija?
Daland
Una hija devota.
Holandés
¡Dejad que sea mi esposa!
Daland
(Alegremente tomado por sorpresa)
¿Qué? ¿Oigo bien? ¿Mi hija su esposa?
¡Parece que piensa lo que dice!
Pero medio me temo que si sigo dudando,
cambiará de opinión.
¡Si tan sólo supiera si estoy despierto o soñando!
¿Podría haber un yerno mejor venido?
¡Sería un tonto si dejara escapar esta fortuna!
Acepto encantado.
Holandés
Ay! No tengo ni mujer ni hijos,
nada que me ate a este mundo!
El destino me persigue incansablemente,
con tormento como única compañía.
Nunca llegaré a mi patria:
¿de qué me sirve la riqueza que he ganado?.
Si dais vuestro consentimiento a este lazo entre nosotros,
¡Oh! tomad mi tesoro como si fuera vuestro.
Daland
De hecho, extranjero, tengo una hija hermosa,
devota a mí con verdadero amor de hija;
ella es mi orgullo, mi más preciada posesión,
mi consuelo en el dolor, mi alegría en la felicidad.
Holandés
¡Que siempre mantenga ese amor por su padre!
Si le es fiel a él, también le será fiel a su esposo.
Daland
Ofrecéis joyas, perlas de un valor incalculable ...
y el mayor de los tesoros, una esposa fiel ...
Holandés
¿Me la concedéis?
Daland
Os doy mi palabra.
Vuestra suerte me conmueve; vuestra actitud demuestra
que tenéis un corazón generoso y noble;
siempre he querido un yerno así;
incluso si vuestras riquezas no fueran tan grandes, no escogería a otro.
Holandés
Muchas gracias ¿Veré a vuestra hija hoy?
Daland
El próximo viento favorable nos llevará a casa;
entonces la veréis, y si es de vuestro agrado ...
Holandés
Será mía ...
(A parte)
¿Será mi ángel? Si en la horrible fuerza de mi tormento,
el ansia me empuja hacia la redención,
¿puedo agarrarme a la única esperanza que me queda?
¿Puedo atreverme a abrigar la ilusión
de que un ángel se sienta conmovido a tener piedad de mí
y de que a través de los tormentos que aún tengo en mi mente,
he llegado al destino que tanto tiempo he deseado?
¡Ay! Privado de toda esperanza como estoy yo,
me dejo llevar por esta nueva esperanza.
Daland
¡Doy las gracias a la fuerza de la tormenta
que me ha traído hasta esta orilla!
La verdad es que no tengo más que agarrar
lo que la suerte me ha deparado.
Vosotros, vientos, que me habéis traído a estas costas,
¡Bendito seáis!
Sí, un yerno rico,
al que todos los suegros buscan, es mío.
Sí, a alguien tan rico y tan bondadoso,
con placer le entrego mi casa y mi hija.
(La tormenta se ha calmado por completo; el viento ha cambiado de dirección)
Timonel
(A bordo)
¡Viento del sur! ¡Viento del sur!
Marineros
(Lanzando las gorras)
Halloho!, Hohohe! Hallojo!
Timonel
¡Ay, querido viento del sur; sopla una vez más!
Daland
Veis, la suerte está de vuestro lado:
el viento es propicio, el mar está calmado.
Dejadnos levar anclas y navegar de camino a casa.
Timonel y marineros
(Levando el ancla e izando las velas)
Hoho! Hallojo!
Holandés
¿Puedo pediros que zarpéis primero?
El viento es fresco, pero mi tripulación está cansada.
Los dejaré descansar un rato, y después os seguiré.
Daland
Sí ¿Pero el viento?
Holandés
Soplará viento del sur durante un largo rato.
Mi barco es rápido, y os alcanzaré.
Daland
¿Eso creéis? Bueno, que así sea.
¡Adiós! Quizás aún puedas ver a mi hija hoy.
Holandés
¡Seguro!
Daland
(Subiendo a su barco)
¡He! ¡Como se hinchan ya las velas!
¡Hallo! ¡Hallo!
(Da la señal con su pito)
Rápido, muchachos, zarpemos
Marineros
(Alegres de marchar)
A través de trueno y tormenta,
desde lejanos mares me acerco, mi niña ¡Hurra!
Mi niña, si no hubiera viento del sur,
nunca podría llegar hasta ti:
¡Oh, querido viento del sur, sopla una vez más!
Mi niña me espera con ansia.
¡Hohoho! ¡Joloho!
(El Holandés sube a su barco)
ACTO II
Escena primera
(Una amplia habitación en casa de Daland. En las paredes cuelgan cuadros
de temas marinos, mapas, etc.. En la pared del fondo, el cuadro
del hombre pálido con barba oscura, vestido con un traje español
negro. Mary y las muchachas están sentadas alrededor del hogar, tejiendo.
Senta está reclinada en su sillón, con los brazos cruzados, sumida en
una soñolienta contemplación del cuadro de la pared del fondo).
NR. 4 Canción, Escena, Balada y Coro
Muchachas
¡Zumba y gira, buena rueda,
alegremente, gira alegremente!
Teje, teje un millar de hilos,
buena rueda, gira y gira!
Mi amor está en los mares,
pensando en su amada en casa;
buena rueda, gira y silba!
¡Ay! si pudieras levantar el viento.
El estaría de vuelta muy pronto.
¡Tejed, muchachas, tejed sin parar!
¡Zumba y gira, buena rueda!
Tralarala la la la la!
Mary
Ay! ¡ Sin parar, como tejen sin parar!
Toda muchacha quiere un amante.
Muchachas
Señora Mary, callad!
Pues bien sabéis que nuestra canción aún no ha acabado.
Mary
¡Cantad entonces!
No dejéis que se paren las ruedas.
Pero Senta ¿por qué estás tan callada?
Muchachas
¡Zumba y gira, buena rueda,
alegremente, gira alegremente!
¡Teje, teje un millar de hilos,
buena rueda, gira y gira!
Por los mares, mi amor ganará mucho oro
en tierras del sur;
¡Ay, buena rueda, silba más!
El se lo entregará a su amada
si ella teje sin parar!
Tralarala la la la la!
Mary
(A Senta)
Tú, muchacha holgazana,
si no tejes tu muchacho no te hará ningún regalo.
Muchachas
Ella no tiene ninguna prisa;
su amante navega por los mares;
no trae oro, sino presas de caza;
sabemos cuanto vale un cazador
(Se ríen)
Senta
(Sin cambiar de postura, en voz baja empieza a cantar un trozo de su
balada)
Mary
¡Mírala! Siempre delante de ese cuadro.
(A Senta)
¿Te pasarás la juventud soñando
delante de ese retrato?
Senta
(Como antes)
¿Por qué me dijiste quién era,
por qué me constaste su historia?
(Suspirando)
¡Pobre hombre!
Mary
¡Que Dios te ayude!
Muchachas
¡Ei, ei!, ¡Ei, ei!, ¿qué oímos?
¿Suspira por ese hombre pálido?
Mary
Está perdiendo la cabeza por él.
Muchachas
Ya veis lo que un cuadro puede hacer.
Mary
En vano le riño cada día
¡Venga, Senta! ¡Date la vuelta!
Muchachas
No te oye, está enamorada.
He, he! Si al menos no trajera problemas ...
porque Erik es de sangre caliente.
¡No permitas que cause ningún mal!
¡No le digas nada!
Si no, lleno de ira, disparará
a su rival y le hará caer del cuadro!
(Se ríen)
Senta
(Levantándose enfadada)
¡Callaos! Al final me haréis enfadar
con vuestras risas estúpidas.
Muchachas
(Interrumpiéndola con cómico fervor, girando las ruedas de tejer haciendo
mucho ruido para que Senta no las pueda reñir)
Zumba, gira, buena rueda, alegremente
gira alegremente!
Teje, teje un millar de hilos, buena rueda,
gira y gira!
Senta
(Interrumpiéndolas enfadada)
¡Oh, ya he oído bastante vuestra estúpida canción,
vuestro "Zumba y gira" me está cansando los oídos.
Si queréis que me gire de cara a vosotras
buscad otra cosa mejor para cantar!.
Muchachas
Bueno, ¡Canta tú!
Senta
Escuchad lo que os sugiero:
Que la Sra. Mary nos cante su balada.
Mary
¡Dios no lo quiera! ¡No puedo!
¡Dejad al Holandés Errante en paz!
Senta
Y sin embargo ¡cuantas veces la he oído cantada por ti!
La cantaré yo misma. Escuchadme, muchachas:
¡Si abrís vuestros corazones a mi relato,
el destino del pobre desgraciado seguramente os conmoverá!
Muchachas
De acuerdo
Senta
Atended mis palabras
Muchachas
Dejad de tejer!
Mary
(Enfadada)
Yo seguiré tejiendo
(Una vez han recogido las ruedas de tejer, las muchachas acercan sus
sillas al sillón de Senta. Mary se queda junto al hogar y sigue tejiendo)
Senta
(Sentada en el sillón)
Balada
I.
Johohoe! Johohohoe! Jojohoe! Johoe!
¿Has visto por el océano
el barco de velas rojas como la sangre
y mástiles negros?
Sobre el puente del barco,
un hombre pálido,
el señor del navío,
mantiene la guardia sin cesar.
¡Ay! ¡como aúlla el viento! Johohe! Hojohe!
¡Ay! ¡como silba entre los aparejos! Johohe! Hojohe!
¡Ay! El sigue volando como una flecha sin blanco,
sin final, sin descanso.
Pero un día podría haber redención para ese hombre pálido
si encontrara en tierra una esposa que le fuera fiel hasta la muerte.
¡Ay! ¿Cuándo la encontrarás, pálido marinero?
Rogad al Cielo para que pronto,
una esposa se mantenga fiel a él.
(Hacia el final del verso, Senta se gira hacia el cuadro. Las muchachas
la escuchan atentamente en silencio)
II.
Una vez, durante una violenta tormenta
con vientos muy fuertes, intentó voltear un cabo;
maldijo, en un arrebato de locura juró:
"En toda la eternidad no pararé hasta conseguirlo"
¡Ay! y Satanás lo oyó¡ Johohe, Hojohe!
Y le tomó la palabra. Johohe! Hojohe!
¡Ay! Y ahora, maldito,
surca por los mares sin final, sin descanso.
Y, para que el pobre pudiera todavía hallar redención en tierra,
el Angel del Señor le mostró el camino hacia la salvación.
¡Ay! Si la pudierais encontrar, pálido marinero!
Rogad al Cielo para que pronto
una esposa se mantenga fiel a él.
(Las muchachas están profundamente conmovidas; y en voz baja, cantan
el estribillo con ella. Senta, que ya durante el segundo verso se había
levantado, continua con creciente emoción)
III.
Echa el ancla cada siete años y
baja a tierra para buscar esposa.
Cada siete años corteja a una mujer,
pero nunca ha hallado una esposa fiel.
¡Ay! "izad las velas" Johohe! Hojohe!
¡Ay! "levad anclas" Johoje! Hojohe!
¡Ay! "amor infiel, promesa infiel"
¡Al mar, sin final, sin descanso!
(Senta, presa de emoción, se deja caer en su sillón; las muchachas,
tras una larga pausa, siguen cantando en voz baja)
Muchachas
¡Ay! ¿Dónde habita la muchacha que el Angel predijo?
¿Donde conocerás a la que te será fiel
hasta la muerte?.
Senta
(Como poseída por una repentina emoción, se levanta de su sillón)
¡Déjame que sea yo la que te salvará con su fidelidad!
¡Qué el ángel del Señor me muestre a ti!
A través de mí alcanzarás la redención
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