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HISTORIA |
El
Mito Nibelungo en el siglo XIX
El muy alabado "Redescubrimiento" de la Edad Media Alemana durante el Romanticismo debe tratarse con cierto grado de precaución, ya que después de todo, la Edad Media no había sido completamente olvidada durante los s. XVII y XVIII. No obstante en el s. XIX, la visión de período medieval sufrió un importante cambio, un cambio que habría sido inconcebible durante la Ilustración. En el s. XIX era bastante común, primero entre intelectuales y después entre un mayor número de lectores, tener buenos conocimientos de Literatura Alemana del período medieval alto. Además, a principios del mismo siglo, se creía que no se prestaba la suficiente atención a la Religión. Debido al papel que ésta última había desarrollado en la Edad Media, ello contribuyó enormemente al creciente interés en ese período. El ensayo de Novalis (Cristianismo o Europa) es un claro ejemplo típico de las numerosas glorificaciones románticas de la época medieval que conllevó a un deseo de piedad y devoción religiosa. Aparte de todo esto, se produjeron también cambios políticos, el fin del Sagrado Imperio Romano y la derrota de Prusia. Todo ello incitó la creación de un movimiento intelectual que buscaba una compensación por la derrota política enfatizando el concepto de nación e intentando descubrir una cierta identidad cultural. En este contexto, la "Nibelungenlied" se hizo cada vez más popular, y muchos Románticos llegaron a considerarla la narración épica nacional alemana por excelencia. El entusiasmo inicial por la "Nibelungenlied", fue debido en parte a Friedrich Heinrich von der Hagen y August Zeune, quienes publicaron numerosas ediciones de la obra. Sus lecturas universitarias fueron grandemente aclamadas. Sintomático de esta ideología nacionalista y la manera en que fue aplicada al Nibelungenlied, fue la "Campaña y Edición exterior", publicada en 1.815 durante las Guerras Napoleónicas. Además del nacionalismo que de muchas maneras incluyó en la visión del Nibelungenlied del s. XIX, pronto empezó a surgir un nuevo aspecto: el tratamiento estético del mito. En el prefacio de "Mitología Alemana", Jakob Grimm explicó en términos alegóricos que su preocupación era contar historia y mito: "Mientras que la historia nos viene dada por los hechos de los hombres, la saga de los dioses, se cierne sobre ellos como un halo de luz La historia nunca se repite, siempre es nueva. La saga se reencarna constantemente. Pero cuando mito e historia se mezclan, la épica proporciona la estructura y enlaza los hilos". Así, la épica tuvo sus orígenes en la conjunción de personajes y hechos reales con fábulas y mitos. El mundo no debería entenderse tan sólo en términos de género, sino también en el sentido de "épica popular", una obra que se extiende desde el alma de una nación. Y los románticos consideraban la nación como el complemento ideal de una obra de arte. Esta visión influyó en el estudio de la Nibelungenlied y los tratamientos dramáticos del tema, destinados a transformar la saga heroica en mito humanizado, un proceso en el que la importancia histórica perdía relevancia. Así, Siegfried fue representado como un dios del sol, o como la deidad de la primavera, amenazada por la envidia de los demonios de la noche. El tesoro del Nibelungo se convirtió en un oro endemoniado y maldito, y el fuego mágico se transformó en el amanecer que envolvía a la diosa durmiente de la tierra. El resurgimiento del interés de la antigua saga nórdica del Nibelungo de la Edda se basó totalmente en esta nueva tendencia. Aquí, a diferencia de la Nibelungenlied, hay una estrecha relación entre los seres divinos y heroicos. Las figuras y hechos míticos dominaron el tema de la Edda y ello proporcionó el estímulo para las interpretaciones románticas. Wagner recurrió a las antiguas sagas nórdicas en "Der Ring des Nibelungen", que significativamente se empezó como un drama heroico y más tarde se convirtió en un mito divino con dimensión humana. Quizás, Wagner - a quién, como es sabido, agradaba la idea de denigrar los modelos y otros tratamientos contemporáneos de su tema principal - alabó sin medida la Nibelungenlied porque su propio texto (el de Wagner) ya no tenía mucho en común con ésta: "La Nibelungenlied, sobre todo la segunda parte, sigue causando una gran impresión" (escrito a Cosima 2 de Julio de 1.873) "quienquiera que lo escribió era más grande que Wolfram (el poeta que escribió Parzival), porque él (el de Nibelungenlied) estaba cautivado por la poesía popular, por personajes próximos a la gente, y Wolfram por lo que era inusual y extraño. El poeta de la Nibelungenlied se hallaba en su propio territorio. Desdichados Hebbel y Geibel". El insulto iba destinado al tratamiento que Hebbel y Geibel habían dado al tema del Nibelungo, pero habría servido también para Felix Mendelssohn y Robert Schumann, sus contemporáneos, si hubieran seguido adelante con sus planes de componer óperas basadas en la historia de los Nibelungos. La ausencia de padres La ausencia de padres es un fenómeno que aparece en la obra de Wagner como un tema central. El parricidio ya juega un papel importante en su primera obra "Leubald" que escribió a los 15 años. Elizabeth (en Tannhäuser) y Tristan, viven con sus tíos. Los Gibichungos Gunther y Gutrune no tienen ni padre ni madre, y Siegfried, que es huérfano, es educado por un padre adoptivo. La viuda madre de Parsifal se muere de pena porque su hijo la abandona. Y sin embargo, esto no es todo. Además de huérfanos, las obras de Wagner están llenas de personajes que sólo han perdido uno de los padres por ejemplo, Hagen que no tiene madre, o Senta y Eva que fueron educadas por niñeras. En las obras de Wagner la ausencia del padre o de la madre no parece ocurrir por accidente. Esto viene sugerido no sólo por el hecho de que ocurre en tantas ocasiones, sino también por la manera en que contribuye a dar forma al tema de la obra. En Siegfried, los conmovedores comentarios que el joven héroe hace sobre sus desconocidos padres aparecen en los tres actos. El conflicto que Siegfried experimenta durante el transcurso del drama tiene sus orígenes en la triste relación de que su padre adoptivo Mime no ha sido capaz de enseñarle a amar. Cuando Mime apela a la ley de la naturaleza, el amor de un niño por sus padres, Siegfried le contesta diciendo que ha visto ese amor en los animales del bosque. Al mismo tiempo, sin embargo, ha observado cómo los animales jóvenes se parecen a sus padres, mientras que él y Mime no tienen absolutamente nada en común. En otro momento de la obra, Siegfried vuelve a casa con un oso salvaje cautivo y riéndose comenta: "Estaba buscando un compañero mejor que el que tengo en casa". Aquí revela sin ninguna duda que no acepta a Mime como compañero. El mismo Wagner enfatizó la soledad de Siegfried el 23/24 de Febrero de 1.869, en una carta a Ludwig: "Sus únicos compañeros son el oso, el lobo y el dragón". En mitología, a menudo nos enfrentamos con un héroe que se queda huérfano inmediatamente después de nacer, o separado de sus padres de alguna manera y criado por padres adoptivos. La ausencia de padres es un símbolo de pérdida sicológica y de niñez marcada por la pobreza. El héroe del mito se ve forzado a compensar estas experiencias con hechos que son beneficiosos para toda la sociedad. Sin embargo, el hecho de que Siegfried sea huérfano no es sólo parte de una tradición mitológica, sino más bien una reflexión de la inestable niñez del mismo Wagner. "Siegfried es divina. Es mi obra más grande", declaró Wagner en su carta al Rey Ludwig, donde enfatizaba la extraordinaria importancia que le daba a su héroe. Durante su infancia, Wagner debió sentirse tan lleno de reproches como Siegfried: él tampoco estuvo nunca seguro de quién fue su padre. Karl Friedrich Wagner murió el 23 de Noviembre de 1.813, pocos meses después del nacimiento de Richard, y Ludwig Geyer (actor, pintor y poeta que se casó con la madre de Wagner al año siguiente), se hizo cargo de la familia. La sospecha de que quizás Geyer y no K.F. Wagner fuera su verdadero padre se apoderó de él y le siguió hasta el fin de sus días. En 1.878 como muy tarde, Cosima escribió el siguiente diálogo en su diario: "Yo: Padre Geyer era tu verdadero padre, ¿no? R.: No creo que lo fuera. Mi madre estaba enamorada de él en aquel entonces, pero eran sólo amigos". Visto a través de un fondo de relaciones familiares confusas, el hecho de que el padre adoptivo de Siegfried tenga un nombre Mime, que en alemán significa también actor, no es un mero accidente. No obstante, no sólo hubo las dudas sobre su padre. Durante su juventud, Wagner a menudo cambió de amistades y de lugar de residencia, y ello marcó su carácter. En su autobiografía "Mi vida", Wagner menciona su incapacidad para formar amistades duraderas, ya que en su búsqueda de compañeros, nunca ha estado regido por una "predilección o atracción especial". Además, cuando casualmente elegía una "amistad íntima", sólo buscaba el tener a alguien a quien contarle sus intimidades, cuando él quisiera "sin importarle lo que a él le explicaran". El comportamiento infantil del Wagner estudiante continuó predominando en sus relaciones posteriores, y por lo tanto, estuvo destinado a no ser nunca capaz de hacer "una amistad personal duradera". Mime, el Herrero Mañoso En la tetralogía de Wagner, el Nibelungo Mime es una figura triste, un proscrito, un intruso y un eterno perdedor. En "Das Rheingold", el herrero mañoso es el oprimido sirviente de su hermano Alberich. Después, en "Siegfried", se halla a la merced de su basto y brutal hijo adoptivo. En ambos casos, intenta en vano vencer a su opresor y hacerse con el anillo. Los insultos poco sutiles de Siegfried, nos ayudan a hacernos una idea del aspecto de Mime, aunque dichos insultos pongan énfasis sólo en la inferioridad física del enano anciano. Siegfried trata a su padre adoptivo de "herrero feo y viejo", de "desgraciado odioso", y de sapo feo comparado con sí mismo, un pez resplandeciente. Según su cuestionable teoría de la herencia, el guapo Siegfried no puede ser el hijo de este desgraciado feo: "¿Cómo era mi padre? ¡Por supuesto, como yo! Pues si Mime tuviera un hijo, ¿no sería el vivo reflejo de Mime?. Tan feo, tan canoso y pálido, pequeño y encorvado, jorobado y cojo, con las orejas caídas y los ojos borrosos". Debido a este pasaje, Siegfried ha sido interpretado a menudo y con justicia como una figura proto-nazi, con la cual el "subhumano" Mime, intenta en vano competir. No obstante, la descripción de Mime quizás incluya también un elemento de auto-caricatura Wagneriana. En Siegfried, Mime a veces se convierte en una figura central, y así adquiere una importancia para el resto del drama que en mucho sobrepasa su papel en "Das Rheingold". En el Acto I de Siegfried, Mime se halla en un estado de crisis. Tras haberse liberado del yugo de Alberich, se ha establecido a alguna distancia de los Nibelungos. Sin embargo, está empezando a perder su control sobre el huérfano que ha educado con la esperanza de que le ayudará a hacerse con el tesoro del Nibelungo. Para conseguir el codiciado anillo, su actual poseedor, Fafner, ha de ser vencido, y eso es algo que Mime no puede hacer solo. Pero Notung, la espada que debería usarse en esa batalla, quedó partida en pedazos por la lanza de Wotan, y cuando Mime intenta volver a forjarla, su habilidad como herrero le resulta insuficiente. Se trata obviamente de un especialista con un profundo conocimiento en su materia que es incapaz de pensar de una manera productiva. Lo sabe casi todo excepto aquello que le puede acercar a su objetivo, es decir, como forjar la espada. El término "tonto especialista", parece apropiado para cuando llegamos a la escena del Acertijo: cuando Mime no aprovecha la oportunidad que se le presenta, de averiguar lo que tanto desea saber. Su manera de pensar, que favorece los caminos bien trillados, hace las cosas bastante difíciles incluso para Wotan. Es incapaz de hacer la pregunta crucial, ya que esto supondría hacer algo fuera de la común. Después de todo Wotan al que no se le permite involucrarse en el desarrollo de su héroe "libre", está intentado decir a Mime cómo "coger las fuertes piezas de la espada Notung y unirlas de nuevo". Después de que el acertijo no halla dado resultado debido a la estrechez de miras de Mime, indirectamente le dice lo que no está permitido decirle directamente: "Sólo aquél, para quien el miedo nunca ha existido, forjará Notung de nuevo". La escena de Wotan y Mime adquiere una función dramatúrgica, ya que el herrero inmediatamente le pasa a Siegfried la información que acaba de recibir. Siegfried empieza entonces a volver a forjar la espada de diferente modo. La larga inmovilidad que hasta ahora ha caracterizado el drama de "Siegfried", está a punto de llegar a su fin. Mime utiliza sus conocimientos para hacerse con poder. A su hijo adoptivo Siegfried, sólo le cuenta lo que a él le puede resultar útil. Sólo cuando sus papeles en la lucha por el poder se invierten y Siegfried amenaza con hacer uso de la violencia, Mime le confiesa algo que merece la pena saber, es decir, quienes son sus padres. Sin embargo, su padre adoptivo, no ha sabido enseñarle la experiencia humana fundamental del amor: "lo que más querías enseñarme nunca logré aprender: como soportarte". Mime está destinado a pagar por sus faltas, y Siegfried lo mata durante un altercado. El tema fundamental de la tetralogía: el conflicto entre el amor y el poder, también queda reflejado en el buen y mal uso que Mime hace de sus conocimientos. |