Una
escala ascendente nos lleva a un solo de trompa acompañado por la
cuerda. Este solo de trompa es, una vez más, la “Llamada
de cuerno de Siegfried”
Se
escucha ahora igual que en la anterior ocasión que ya la escuchamos
en esta pieza: en dos semifrases. La primera
acaba
en una nota repetida.
La
segunda
acaba
en una repetición rítmica de las tres últimas notas. Este grupo
de tres notas asciende primero y luego desciende.
Los
finales de cada semifrase vienen rematados por una escala ascendente
de los violines, con un diminuendo.
Los
oboes relevan a la trompa en la interpretación del tema de la “Llamada
de cuerno de Siegfried”, saltando la tonalidad a la dominante (Do
mayor).
Nótese
el sutil acompañamiento de la cuerda en pizzicato, en terceras con
la melodía del oboe.
Después
la tonalidad vuelve a la tónica (Fa mayor), con la trompa y el pizzicato
de cuerda grave interpretando otra vez la “Llamada” y los violines
ejecutando el tema de la escala cromática de Loge.
¿Por
qué Loge? ¿Acaso Loge tiene algo que ver con este viaje de Siegfried?
En realidad, hay otras ocasiones en que se escucha este tema, y
en ellas se escenifica un trayecto con ciertas características sobrenaturales.
Así sucede, por ejemplo, en el descenso a y el ascenso de Nibelheim,
y también cuando Siegfried cruza el fuego mágico. ¿Que hay de sobrenatural
en el viaje de Siegfried por el Rin? Bien, no hay que olvidar que
sólo Siegfried, como admite Hagen, podría viajar contra corriente.
Además, en la forma en que aquí se escucha pierde toda relación
con Loge, pues en esta ocasión no conserva el carácter cromático
original: la armonía es diatónica y clara, sin las armonías inestables
que caracterizan al dios del fuego.
Pero
volvamos a la pieza musical. La última
frase que hemos comentado se repite una vez más en
la dominante.
Seguidamente,
los violines repiten el primer compás del tema de la escala cromática
de Loge cuatro veces, mientras la cuerda grave marca el primer compás
de la "Llamada de Siegfried".
A partir
de ahí, el tema de la escala cromática de Loge sigue su construcción
habitual. Al mismo tiempo, la cuerda grave comienza un ascenso cromático
hasta llegar a la octava superior. Así, sin la armonía diatónica,
ya se parece más al tema original.
Tras
dicho ascenso cromático, la cuerda grave sigue marcando el ritmo
con las notas del primer compás de la "Llamada", saltando
de la tónica a la dominante, y con el primer compás del tema de
Loge repetido de nuevo cuatro veces, seguido también de un ascenso
cromático de la cuerda grave sobre el tema de Loge completo.
A partir
de aquí, tenemos una secuencia que muestra la maestría contrapuntística
de Wagner. Por un lado, el motivo cromático de Loge vuela libremente
en los violines; por otro, la cuerda grave interpreta un tema ya
escuchado antes: el de la “Resolución del amor”.
Nótese
también el uso que Wagner hace del glockenspiel. Pese a la grandiosidad
de su música, Wagner usa la percusión con una notable economía de
medios y pocas veces recurre a –por ejemplo– los platillos (sus
actuaciones más destacadas son en “La cabalgata de las walkyrias”
y en la “Marcha fúnebre”). En el caso que nos ocupa, el glockenspiel
destaca determinadas
notas de la misma melodía interpretada por los violines
(el tema de Loge).
En
los últimos cuatro compases de esta parte, las maderas agudas introducen
otra vez el tema de la "Llamada de cuerno de Siegfried".
A continuación
cambia la tonalidad y cambia el motivo: se ha producido un cambio
notable en la pieza. Se escucha el motivo del Rin, que ya conocemos
desde la jornada preliminar.
Se
repite una segunda vez, y en la tercera
sigue la misma variación que seguía en el preludio de El oro
del Rin.
Por
fin, cambia la tonalidad con el tema del Ocaso de los dioses.
Seguidamente,
vuelve a sonar el tema del Rin en la cuerda.
Se
escuchan tres exposiciones similares a las que ya ha hecho el viento:
las dos primeras iguales y la tercera retorciéndose sobre sí misma,
igual que en el preludio de El oro del Rin.
Después
suena el tema del cántico “Rheingold! Rheingold!”, de las hijas
del Rin.
Al
mismo tiempo, los fagots, la trompeta baja y los trombones interpretan
un motivo basado en las tres primeras notas de la “Llamada de cuerno
de Siegfried”.
Los
violines, al igual que en El oro del Rin, ejecutan esa figura
sinuosa que representa el fluir de las aguas.
Tras
la melodía que equivaldría a las palabras “Reines Gold” de las ondinas
(al final de El oro del Rin), se escucha también el motivo
del oro.
Si
nos fijamos, esta secuencia es una reexposición del lamento de las
hijas del Rin al final de El oro del Rin. Incluso las apariciones
del motivo del oro coinciden con las de aquella ocasión. De esta
forma se nos empieza a introducir en el núcleo del drama: la desgracia
que para todos supone el anillo y el oro robado.
Las
maderas ejecutan la forma embriónica del tema del anillo, varias
veces.
Después
suena el tema del anillo.
Toda
esta secuencia del tema embriónico del anillo transformándose en
el tema del anillo, también es una reexposición de lo escuchado
en El oro del Rin, cuando Alberich medita las palabras de
Wellgunde, según las cuales con el anillo forjado del oro se podría
llegar a dominar el mundo. Así evoluciona la atmósfera de esta escena,
de la alegría de vivir de Siegfried a la sombría amenaza del anillo
y sus consecuencias: falta de amor, corrupción, ansia de poder.
Volviendo
de nuevo a la partitura, todo esto desemboca en el tema de la segunda
forma de la Renuncia al amor.
Tras
una nueva repetición de este tema, se escucha dos veces el tema
del oro, la segunda en la octava grave.
Una
nueva exposición del tema del oro en otra tonalidad nos lleva al
tema del poder del anillo,
que
se resuelve en la primera aparición del tema de los guibichungos.
Aquí
acaba el Viaje de Siegfried por el Rin, el prólogo de El ocaso
de los dioses... y también nuestro artículo.
Bibliografía:
- Richard
Wagner. El anillo del nibelungo, Edición bilingüe de Ángel-Fernando
Mayo Antoñanzas, Turner Música, Madrid, 2003
-
Richard Wagner, Siegfried, Dover, Nueva York, 1983
-
Richard Wagner, Das Rheingold, Dover, Nueva York, 1985
-
Deryck Cooke, Der Ring des Nibelungen - An introduction,
DECCA 443581-2.
-
Richard Wagner, Götterdämmerung, Dover, Nueva York, 1982 |