En
el artículo anterior habíamos llegado hasta el ascenso de la cuerda
grave. A partir de ahí, las violas y los violines segundos dejan
de tocar el trémolo en Re. Contrabajos y chelos repiten la célula
musical del primer compás del preludio.
Usando
una técnica de canon que Wagner ya utilizó en el preludio de "El
oro del Rin", los violines segundos y las violas repiten esa
célula musical, pero un tiempo más tarde. (Un siglo después, el
minimalista Steve Reich bautizaría esta técnica con el nombre de
"Desplazamiento de fase").
Y
los violines primeros hacen lo propio, entrando en el tercer tiempo
(un tiempo después que las violas y dos tiempos después que los
chelos).
Estas
entradas en distintas octavas transmiten la sensación de aumento
de la fiereza de la tormenta. Y ahora tenemos otro nexo musical
con "El oro del Rin", puesto que suena el motivo que escuchamos
cuando Donner convoca la tormenta. Las notas son idénticas a la
del "Heda! Hedo!" del dios del trueno.
En
primer lugar las ejecutan las tubas wagnerianas bajo.
Después
repiten el tema las tubas wagnerianas tenor. Luego lo harán los
trombones y por fin las trompetas. Hasta aquí, cada repetición implica
que todos los instrumentos aumentan un grado en la escala.
Por
fin, la sección de metal (trompetas y trombones) toca una variación
del "Heda! Hedo!", basada en un acorde de séptima disminuida.
Es exactamente la misma variación que se oyó en "El oro del
Rin", justo antes de que Donner golpee con su martillo para
convocar al trueno.
Al
mismo tiempo, las maderas empiezan una escala ascendente desde las
regiones más graves hasta las notas más agudas.
Y
entonces, como sucedió en "El oro del Rin", el punto culminante
queda rubricado por un espantoso trueno. Cuando los percusionistas
son de primera, el efecto es fantástico.
Mientras
siguen retumbando los truenos, suena una frase musical que parece
reflejar los fogonazos de los relámpagos.
Dicha
frase, que ha empezado en el metal y las maderas, se repite tres
veces más. En cada repetición, la nota inicial es más grave y la
orquestación más oscura, plasmando perfectamente la sensación de
alejamiento de la tormenta.
Tras
el último crescendo de timbal, chelos y contrabajos vuelven a repetir
el motivo inicial, con un cinquillo ascendente y las notas descendentes
en staccato más un segundo compás donde las notas en staccato ascienden,
con un salto descendente al final.
Esto
se repite una segunda vez, ocupando en total cuatro compases. Después
siguen ocho compases en los que sólo el
primer compás del tema se repite cada vez partiendo
de una nota más grave. Tras dichos ocho compases, el tema se queda
estancado
con el Mi grave como nota inicial durante cuatro
compases.
Por
fin la
nota inicial es el Re grave, sólo en los chelos,
y el tema vuelve a abarcar dos compases. Se repite otra vez (sumando
así dos compases). Y después, siguiendo la estructura del comienzo
de este preludio, el segundo compás del tema se repite durante cuatro
compases: en los dos primeros se repite idéntico, mientras que en
los dos últimos la última nota es ascendente, en vez de descendente.
Repasemos
ahora la estructura de esta última parte del preludio.
1)
Cuatro compases describiendo cómo arrecia
la tormenta. E-E-E-E
2)
Cuatro compases donde el tema anterior aumenta un grado (nota inicial
en Mi grave). E-E-E-E
3)
Cuatro compases donde el tema anterior aumenta un grado más (nota
inicial en Fa sostenido grave). E-E-E-E
4)
Dos compases donde el tema anterior aumenta todavía un grado más
(nota inicial en Sol grave). E-E
5)
Dos compases donde el tema se expone en una versión
basada en un acorde de séptima disminuida. E'-E'
6)
Tres compases de escala
ascendente de las maderas, que podríamos denominar
"Cadencia4".
7)
Estallido del trueno con relámpagos en cuatro compases. Los dos
primeros son el trueno y los dos últimos son los fogonazos de los
relámpagos. F-F-G-G
8)
Se repite lo mismo, más grave y diminuendo. F-F-G-G
9)
Otra vez se repite lo mismo, más grave y diminuendo. F-F-G-G
10)
Y por última vez se repite lo mismo, más grave y ya en pianísimo.
F-F-G-G
11)
Dos compases de trueno lejanísimo. F-F
12)
Tema inicial del preludio, cuatro compases. A-B-A-B
13)
Primer compás del tema inicial, durante doce compases, cada vez
más grave. A-A-A-A-A-A-A-A-A-A-A-A
14)
Y por último se repite la estructura inicial del principio del preludio:
A-B-A-B-B-B-B'-B'
Es
entonces cuando aparece el motivo de Siegmund, pero esto ya queda
fuera del preludio y deberá esperar otra ocasión para ser analizado.
Bibliografía:
- Deryck
Cooke, Der Ring des Nibelungen - An introduction, DECCA 443581-2.
-
Richard Wagner, Die Walküre, Dover, Nueva York, 1978.
-
Richard Wagner, Das Rheingold, Dover, Nueva York, 1985
-
Alfred Lorenz, Das Geheimnis der Form bei Richard Wagner (El
secreto de la forma en Richard Wagner), Verlag Hans Schneider,
Tutzing, 1966.
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