Este
mes empezamos en esta sección el análisis de una nueva pieza wagneriana,
sin duda, una de las más populares, incluso entre quienes no gustan
de la música clásica. Se trata de "la cabalgata de las walkyrias",
famosa –lamentablemente– por el degradante uso que de esta música
se ha hecho en diversos medios (desde la película Apocalypse Now
hasta el anuncio de Pato W.C., pasando por el barco pirata de Playmobil).
Afortunadamente, escuchada en su contexto adecuado y con un elenco
musical de gran nivel, sigue provocando una impresión dramática
sensacional.
A
continuación, quisiera justificar la elección del vocablo "cabalgata"
como traducción del término alemán "Ritt". En primer lugar,
esa es la traducción que figura en varios diccionarios de alemán
que tengo. En segundo lugar, he buscado las definiciones de "cabalgata"
y de la otra posible traducción: "cabalgada"; y he hallado
lo siguiente.
Cabalgata:
reunión de personas que cabalgan juntas.
Cabalgada:
tropa de jinetes que salían a correr al campo.
Estas
definiciones del diccionario Vox de la lengua española eran un poco
esclarecedoras, pero aún había cierta ambigüedad en la definición
de "cabalgada", así que acudí a una enciclopedia. Y he
aquí lo que encontré en la explicación del término "cabalgada":
"la cabalgada en un principio fue un simple golpe de
mano llevado a cabo por la caballería, cuyo objeto era atemorizar
al adversario por medio del pillaje, la captura de prisioneros y
la destrucción". Puesto que el objetivo de las walkyrias es
recoger los héroes muertos en batalla para llevarlos al Walhall,
me pareció que su acción no tenía nada que ver con un "golpe
de mano para atemorizar al adversario". Además, al principio
del tercer acto, las walkyrias se están reuniendo en la roca para
cabalgar juntas al Walhall. Por ello, me he decidido a usar el término
que expresa "reunión de personas que cabalgan juntas",
esto es, "cabalgata".
Una
vez aclarado este punto, ya es momento de empezar con la pieza.
No obstante, quisiera destacar, antes que nada, el gran poder descriptivo
e incluso onomatopéyico de esta pieza, que, como veremos, ilustra
perfectamente la imagen que Wagner tenía en mente.
Lo
primero que suena en esta pieza es una escala ascendente de la cuerda
(chelos y violines segundos) en la octava grave, ligada a un trémolo
de las maderas (tercer oboe, corno inglés, segundo y tercer clarinete,
y clarinete bajo).
Esto
se repite en
la octava normal también en la cuerda (violines primeros
y violas) y en las maderas (oboes, corno inglés, primer y segundo
clarinete). Y luego se repite una vez más en
la octava aguda, en la cuerda (violines primeros
y segundos) y en las maderas (flautines, flautas, oboes primero
y segundo, y clarinete primero).
En
cada una de estas escalas ascendentes y trémolos podemos visualizar
cada uno de los caballos de las walkyrias, surcando los cielos.
Personalmente, suelo imaginarlo como si tuviera una cámara entre
las nubes y, de repente, con cada escala ascendente, entrara un
caballo por un lateral hacia el centro de la escena.
A
continuación, aparece el motivo de la cabalgata en las primeras
cuatro trompas, en los fagots y en los chelos.
Empieza
en piano y luego va creciendo hasta llegar al forte. Este motivo
ilustra perfectamente el ritmo del galope, es el ritmo de un cuerpo
saltando sobre la grupa de un caballo, que Wagner describe llegando
desde lejos con dicho crescendo. Así pues, ya tenemos juntos el
vuelo de los corceles (maderas y cuerda aguda) y su galope (chelos
y trompa octava).
Pero
Wagner va más allá e ilustra con la cuerda aguda el sonido de los
cascos de los caballos golpeando el suelo durante el galope. Escúchense
los violines y las violas.
Al
ir sincronizado con el motivo de la cabalgata, la imagen de alguien
montado a caballo es completa. Es por eso que esta
pieza suena tan grotesca cuando la escenifican con gente correteando
o paseando por el escenario. Esta música fue pensada para ilustrar
una cabalgata y sólo funciona visualizando un galope de caballos;
cualquier otra imagen chirría con la música.
Sobre
este galope musical se escucha seguidamente el motivo
de las walkyrias, que –tal y como explica Deryck
Cooke en su "Introducción al Anillo"– está creado a partir
de las tres últimas notas del motivo de Erda. Escuchemos ahora esas
tres notas finales del motivo de Erda (en la misma tonalidad que
el motivo de las walkyrias), destacadas con la trompa.
El
motivo de las walkyrias es un desarrollo melódico del motivo de
Erda, con saltos ascendentes y descendentes que cada vez sube más.
Este parentesco es lógico porque las walkyrias son hijas de Erda.
En
un principio, Wagner pensó en hacer que las walkyrias cantaran también
esta melodía con el siguiente texto (inequívocamente wagneriano,
con su fuerte aliteración):
"Nach
Süden wir ziehen,
Siege
zu zeugen, kämpfenden
Heeren
zu kiesen das Loos"
"Hacia
el sur vamos,
para
mostrar la victoria, para escoger
el
destino de los combatientes"
Afortunadamente,
eso no pasó de ser un boceto y la evolución estética que Wagner
sufrió durante la composición del "Anillo" hizo que esta
escena ganara en calidad dramática y quedó como hoy la conocemos.
El
motivo de las walkyrias se expone primero en Si menor, después en
Re mayor, y acaba en Fa sostenido mayor. Esta progresión armónica,
de cierto aire misterioso, podría estar inspirada en parte en la
Obertura de "Las hébridas" de Mendelssohn. Escúchese la
progresión armónica con que empieza dicha obertura.
Más
adelante, en la reexposición de dicha obertura, se escucha también
un trémolo semejante al que también aparece en la cabalgata.
El
propio Wagner manifestó que la obertura de "Las hébridas"
de Mendelssohn era una obra maestra, lo cual prueba su conocimiento
de esta obra. No obstante, en el caso de que esta hipótesis fuese
cierta, no podría hablarse ni lejanamente de plagio, pues las diferencias
entre la obra de Mendelssohn y la "cabalgata" son enormes.
Como ya he dicho, se trataría de simple inspiración.
El
mes que viene continuaremos con la primera exposición de este tema
de la cabalgata de las walkyrias y con los prodigios vocales de
las hijas de Erda.
Bibliografía:
-
Deryck Cooke, Der Ring des Nibelungen – An introduction,
DECCA 443581-2.
-
Richard Wagner Museum / Archiv, Bayreuth.
-
Martin Gregor-Dellin, Richard Wagner, Alianza Editorial,
Madrid, 1983.
-
Richard Wagner, Die Walküre, Dover, Nueva York, 1978.
|