El
mes pasado nos habíamos quedado en el trémolo
de las maderas que suena cuando Waltraute llama a Siegrune.
Ya dijimos que este trémolo parece describir el vuelo de los caballos
de las walkyrias. Por eso suena en esta ocasión, ya que se acerca
las walkyrias que faltan: Siegrune, Grimgerde y Roßweiße.
Musicalmente,
también tiene sentido esta repetición: se repite la principal estrofa
musical, de nuevo en Si menor. No obstante, hay sutiles diferencias:
ahora el motivo de las walkyrias empieza en piano y va creciendo
hacia el forte al final de la frase.
Wagner,
para facilitar las cosas a las voces, exige pianos repentinos a
los metales, cuando las walkyrias tienen que cantar su famoso grito
(interpretado en el ejemplo por un oboe).
Al
final de esta estrofa le sigue inmediatamente una segunda repetición,
aunque esta vez en Si mayor. Este cambio de tonalidad, más triunfalista,
se produce porque ya llegan todas las walkyrias y cantan juntas.
La masa orquestal es impresionante: todas las maderas -salvo los
fagots- hacen el trémolo;
los 3 fagots, las ocho trompas y los 12 chelos llevan el
ritmo de la cabalgata; la trompeta baja, las 3 trompetas,
los 4 trombones, la tuba contrabajo y los 8 contrabajos tocan la
melodía, con
el acento marcado por los platos; y por último, violines
y violas hacen una variación de esas figuras que parecen imitar
el ruido de los cascos al galopar:
Por
fin, volvemos al estribillo del grito de las walkyrias, reforzado
con las mezzos, que culmina con la espectacular escala
descendente de la cuerda en Si mayor. Esta escala
descendente volverá a repetirse en Sol mayor.
A
partir de aquí, todas las frases se van a apoyar en la frase que
describe el relincho,
enunciada ahora en diversas tonalidades, y alternada con otra,
que se construye sobre el ritmo
del galope.
El
motivo del relincho sirve como fondo para las primeras carcajadas
de las walkyrias. Después se oye la siguiente frase de Helmwige
y vuelve a escucharse repetidas veces el motivo del relincho, con
más carcajadas de las walkyrias. Con cada serie de carcajadas, la
sección de metal refuerza
la tónica (Mi, Mi sostenido, Fa sostenido, Sol, Re
y Do sostenido).
Por
fin, se escuchan los Hojotohos de Roßweiße y Grimgerde, y
las demás les dan la bienvenida, mientras la orquesta vuelve a tocar
la espectacular escala
descendente. Esto marca el final de "La cabalgata
de las walkyrias".
Convendría
repasar ahora cómo está construida esta pieza.
Musicalmente,
consta de dos estrofas principales: una es la que contiene el motivo
de las walkyrias y la otra es la que contiene el
grito
de las walkyrias.
Así
pues, hay una introducción con los trémolos
en las maderas, que desemboca en la primera estrofa
en Si menor. Después se repite la primera mitad esta primera estrofa,
para después saltar a la segunda estrofa, con el grito de la walkyria.
Inmediatamente se vuelve a tocar la primera estrofa, pero en Si
mayor.
Cuando
se llega al final de la estrofa, se intercala un recitativo: las
walkyrias hablan de los héroes que llevan sus corceles.
Luego
se dan cuenta de que llega otra walkyria a caballo: por eso se escucha
otra vez el trémolo
de las maderas que describe el vuelo de los corceles.
Se repite de nuevo la primera estrofa en Si menor, con las walkyrias
dialogando sobre la música. Por fin, cuando llegan Grimgerde y Roßweiße,
suena la última repetición de la primera estrofa, esta vez en Si
mayor.
A continuación,
las walkyrias cantan la segunda estrofa, como celebrando estar juntas.
Seguidamente, ciertos comentarios jocosos entre las walkyrias provocan
las risas de todas, mientras los relinchos de los caballos muestran
las riñas que tienen los corceles entre sí (por cargar con guerreros
que siempre han sido enemigos). Y por último, las walkyrias dan
la bienvenida a Roßweiße y Grimgerde.
Como
se puede apreciar, la maestría de Wagner para llegar a un compromiso
entre la forma musical y las exigencias del drama, es absoluta.
La forma musical es coherente, aunque es obvio que, cuando se prescinde
de las voces, la forma musical se resiente un poco. Por eso la versión
de concierto (sin voces) altera la forma musical.
En
la versión de concierto, no aparece el recitativo en el que las
walkyrias hablan de los héroes que llevan sus corceles; en su lugar,
se intercala la música que acompaña esos comentarios jocosos que
mencionábamos antes. Y la pieza acaba con un crescendo con "¡chan!"
final incluido, tras la última exposición de la segunda estrofa.
Como suele suceder con las "versiones de concierto" de
piezas de Wagner, la versión del drama es muy superior.
Bibliografía:
- Deryck
Cooke, Der Ring des Nibelungen - An introduction, DECCA 443581-2.
- Martin Gregor-Dellin, Richard Wagner, Alianza Editorial,
Madrid, 1983.
- Richard Wagner, Die Walküre, Dover, Nueva York, 1978.
|