El
pasado 18 de agosto, Bayreuth vio por primera vez desde la Segunda
Guerra Mundial como un canciller alemán asistía al
Festival wagneriano. Gerhard Schröder dio un paso que sus predecesores
en su cargo en los últimos cincuenta años habían
considerado tabú, como era asistir al festival de Bayreuth.
Schröder
no asistió solo al festival, ya que le acompañó
el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, gran amante
de la música de Wagner. Koizumi ya había comentado
a su colega alemán su interés por la música
del sajón en la cumbre del G8 que tuvo lugar en Kananaskis
(Canadá) en junio de 2002. A esto hay que añadir el
interés manifiesto de la familia Wagner para que asistan
lideres extranjeros a Bayreuth, por lo que facilitaron seis entradas
al primer ministro japonés.
La
obra elegida por los dos líderes políticos fue Tannhäuser,
que fue dirigida por Christian Thielemann e interpretada en sus
principales papeles por Kwangchul Youn, Glenn Winslade, Roman Trekel,
Barbara Schneider-Hofstetter y Ricarda Merbeth.
Septiembre
2003
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