Casi todas las ciudades turísticas del mundo suelen tener turismo todo el año, con los inevitables vaivenes estacionales. Pero Bayreuth es una excepción. Se trata de una ciudad de 70000 habitantes que vive su vida normal de localidad pequeña 10 meses y 3 semanas al año.
La suspensión del Festival de Bayreuth de 2020 por la crisis sanitaria del coronavirus dejará a la ciudad huérfana de miles de aficionados que cada año peregrinaban hasta allí desde la última semana de julio hasta finales de agosto.
Para combatir esta soledad inédita desde 1950, con la consecuente e importante pérdida de ingresos, el Ayuntamiento de Bayreuth ha organizado una serie de actividades culturales y de ocio durante todo el verano que ha agrupado bajo el título de “Bayreuth Summertime”.
En total, más de un centenar de eventos que se materializarán en exposiciones, obras de teatro o eventos literarios. El objetivo, hacer de la necesidad virtud y dar visibilidad a eventos culturales que, habitualmente, quedan sepultados bajo la marabunta wagneriana.
Uno de ellos tuvo lugar en Wahnfried, la casa de Richard Wagner y hoy convertida en museo. El pasado 25 de julio, Christian Thielemann, acompañó a Camilla Nylund y Klaus Florian Vogt en fragmentos de Los Maestros Cantores, los Wesendonck-Lieder y el Idilio de Sigfrido, con un reducido grupo de instrumentistas de la Orquesta del Festival.
Pero por suerte para la ciudad, este año sí que habrá un Festival. Y es que el Festival Barroco, cuya primera edición estaba prevista para septiembre, justo después del wagneriano, mantiene su idea de comenzar su andadura entre el 3 y el 13 de ese mes en la Ópera de los Margraves.
agosto 2020 |