Aunque Bayreuth centra las miradas de todo buen aficionado wagneriano cada año, no es el único festival que se dedica en exclusiva a la música de Wagner. Otras ciudades, como las austriacas Wels o Erl, también se centran en la música del compositor sajón.

Precisamente el festival de Wels cumplió el pasado mes de junio su vigesimoquinta edición, desde que se fundara en 1989, gracias al empeño del empresario Walter Just, dedicado al mundo del turismo y gran aficionado wagneriano.

La primera edición del festival contó con la presencia de Wolfgang Wagner, y durante los primeros años las óperas se interpretaban en versión concierto. No sería hasta 1995, con Tristan und Isolde, cuando empezaron a escenificarse, siempre desde una perspectiva clásica y lo más fiel posible a lo postulado por Wagner para sus obras. Como afirma Renate Doppler, director del Festival, “no puedes enseñar en escena lo que no pasa en la ópera”.
Aunque con un presupuesto inferior del que disfruta Bayreuth, en el último cuarto de siglo, Wels ha podido disfrutar con cantantes de la talla de Theo Adam, Gwyneth Jones, Hans Sotin, Alan Titus, Hartmut Welker o Irène Theorin, todos ellos habituales en el festival bávaro.

En la pasada edición se han representado Lohengrin y El Holandés Errante. Hasta la fecha, en Wels se han podido ver siete de los diez dramas del llamado Canon, quedando pendiente para próximos festivales El Oro del Rin, El Ocaso de los Dioses y Los Maestros Cantores. Curiosamente, el auténtico Hans Sachs, protagonista de la única comedia de Wagner, vivió varios años en Wels.

julio 2014