La prestigiosa revista médica British Medical Journal, fundada a mitad del siglo XIX, publicó el pasado mes de diciembre un artículo que apunta que las migrañas crónicas que padecía Wagner quedaron reflejadas en las composiciones de sus óperas, en concreto en Siegfried, segunda jornada de la tetralogía de El Anillo del Nibelungo.
El propio Wagner revelaba a sus amigos en su copiosa correspondencia que padecía migrañas. Algunas de esa misivas están fechadas a mitad de los años cincuenta del siglo XIX, momento de composición de Siegfried. En septiembre de 1856, Wagner se lamentaba en una carta de sus terribles dolores de cabeza, que le acechaban desde hacía diez días, y que le impedían escribir una sola nota.
Ahora, científicos alemanes han relacionado como varios fragmentos del primer acto de Siegfried, cantados por Mime, reflejan el dolor causado por esas migrañas. Por ejemplo, en la primera intervención del enano tras el preludio, que se queja de un “dolor sin fin” o cuando más adelante, tras conocer por el Caminante que perderá su cabeza a manos de Siegfried, estalla gritando “¡Maldita luz! ¿Se está quemando el aire allí? ¿Qué es esa llama vacilante, ese resplandor y ese zumbido? ¿Qué es ese crujido, ese ruido y ese rugido?”
Los instrumentos de cuerda interpretan esos pasajes a una frecuencia de 16 hercios, equivalente a unas 120 pulsaciones por minuto, habituales en los ataques de migraña.
enero 2014 |