Una de las tradiciones más longevas de Bayreuth tiene sus días contados. Desde hace décadas, dos de las funciones del Festival estaban reservadas para los afiliados de los principales sindicatos alemanes, pero la dirección del Festival ha decidido suprimir ese privilegio ya que, según ha afirmado, la mayor parte de esas entradas acababan finalmente en la reventa.
Esta tradición sindical data de 1951, año de la reapertura del Festival tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. En aquella ocasión, el sindicalista Max Woenner, miembro de la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB), compró para sus afiliados todas las entradas de una representación de Los Maestros Cantores de Nuremberg. Con el beneplácito de los hermanos Wieland y Wolfgang Wagner, aquel gesto se convirtió en tradición que ha llegado hasta el siglo XXI.
En la próxima edición de 2012, los sindicatos aún podrán asistir en exclusiva a una de las galas, a modo de despedida, pero ya a partir de 2013, año del bicentenario de Wagner, se suprimirán definitivamente. El presidente de la DGB en Baviera, Matthias Jena, ha criticado la decisión recordando unas palabras de Richard Wagner, en las que el compositor deseaba que su música llegara a todos los trabajadores.
Durante todo este tiempo, se calcula que la Confederación de Sindicatos Alemanes ha recibido cerca de 200.000 entradas que ha repartido entre sus afiliados.
La decisión del Festival se engloba dentro de una serie de medidas que tratan de dar más transparencia a la venta de entradas, presionado por las administraciones públicas alemanas, que financian parte del evento musical. Y es que, según se conoció hace unos meses, tan solo la mitad de las entradas salen a la venta, estando el resto reservadas para compromisos, patrocinadores o periodistas acreditados.
enero 2012 |