El
mundo wagneriano está de luto con el fallecimiento el pasado
6 de diciembre del enorme bajo barítono Hans Hotter. Enorme
tanto por su estatura, casi dos metros, como por su inigualable
voz, que dejó a lo largo de su extensa carrera papeles inolvidables,
entre los que hay que destacar su Wotan de El Anillo del Nibelungo.
Hans
Hotter nació el 19 de enero de 1909 en la ciudad alemana
de Offenbach am Main, comenzando su carrera con 21 años en
Troppau. En su primera temporada, en la que cantó en 200
representaciones distintas, ya debutó en el papel de Wotan.
Tras cantar en Praga o Hamburgo, hizo su debut en la Ópera
de Baviera, en Munich, en 1937, donde cantó en el estreno
absoluto de varias de las óperas de Richard Strauss.
En
1947 debuta en el Covent Garden londinense y, tres años después
en el Metropolitan de Nueva York. En 1952 hace su primera aparición
en el Festival de Bayreuth, en la que cantaría 15 temporadas,
hasta 1966. En el templo wagneriano cantó prácticamente
todos los papeles para su voz: los tres Wotan, Gurnemanz, Amfortas,
Marke, Kurwenal, Pogner, Holländer, Titurel, Gunther y Hans
Sachs.
A parte
de Wagner, el repertorio de Hotter fue tan extenso como su voz.
Éste incluye papeles de óperas alemanas, francesas,
italianas o rusas. Además, no sólo destacó
en la escena, ya que tuvo acertadas interpretaciones en el mundo
del Lied. Hotter afirmaba que mientras en la ópera se podía
actuar, en los conciertos el intérprete solo podía
contar con su voz y con su imaginación para transmitir los
sentimientos de las obras. El bajo fue un especialista en Schubert,
del que grabó varias versiones memorables del Winterreise.
El
pasado verano, en Bayreuth, Hotter fue acreedor del premio Wilhelm
Pitz, otorgado por la Asociación de Amigos de la Ópera
Alemana a aquellas personas que hayan contribuido a la difusión
de la música teatral de aquel país.
La
muerte de Hotter deja un vacío en el mundo wagneriano que
será imposible de llenar.
Enero
2004 |