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Ludwig contra Wagner |
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No, no es el rey mecenas, sino el biógrafo alemán Emil Ludwig. Por fin, después de mucho buscar y cuando ya estaba casi resignado, pude hacerme con la biografía de Wagner que escribiera el susodicho autor. Un autor, por cierto, a quien he leído con gusto desde que descubriera -allá en mi adolescencia- su libro "El Mediterráneo" y dos biografías espectaculares, "Goethe" y "Beethoven". Cayó en mis manos, hace unos quince años, un volumen de Editorial Juventud que contenía las páginas dedicadas a Wagner, escritas al comenzar la Guerra del 14 y reeditadas al finalizar el conflicto. En ese entonces no conocía demasiado a nuestro compositor y leí muy a la ligera esa abjuración del "ídolo de juventud" de Ludwig. El libro no era mío y debí devolverlo rápidamente, pero me quedó la sensación incómoda de que había algo profundamente equivocado en Wagner y su música. Ahora que poseo mi propio ejemplar, espero leerlo como Dios manda cuando tenga el tiempo necesario. Lo he hojeado, eso sí, y advierto que mi primera impresión no fue gratuita: Ludwig hace trizas a Wagner, lo llama artista de la sofocación, considera que su arte es un "drama insincero" y que lo único "eterno" en Wagner es la orquestación. No es una biografía, sino una demolición en forma de ensayo más o menos biográfico. El texto es muy denso y abarca gran cantidad de temas adláteres, de modo que puede ser una rica fuente de temas para el foro. Por ahora, les copio unos cuantos párrafos, a ver si están de acuerdo o no. ------------------------------------------ «Todas las teorías de Wagner se tambalean prodigiosamente en "Los maestros cantores". En vez de un mito nos presenta súbitamente una comedia; en vez de divinidades, una ópera; y sitúa lo cómico y lo "político" en el marco de la burguesía alemana. A tenor del drama trágico, habría que justificar la constante melodiosidad de la obra significando que no se cantan en ella cosas cotidianas ni "históricas", sino míticas. Pero ampliar la teoría de la grandeza sobrehumana hasta la más modesta alcoba de los burgueses de Nuremberg habría sido tanto como obligarla a la incomodidad. »En esta ópera volvemos a encontrar elementos sugestivos. Lo que hay en ella de musicalmente logrado -las canciones de Walter, la del zapatero, el soberbio quinteto, los grandiosos discursos, coros y danzas de cada final- no es ni cómico ni wagneriano, sino patético, sentimental, o simplemente cantable. Cada acto acaba con un final admirable. toda la obra está construida sobre el contraste de los solos y los conjuntos. Aunque carezcan de motivación dramática, los pasajes más bellos aparecen en forma de "números". El hecho de que Wagner hiciese callar un pedazo de su personalidad en obsequio a su genio, proporciona alguna claridad a nuestro estudio. A pesar de ello, se derrama una incesante melodía en un terreno donde no cabría represión súbita: el manejo del tema cómico.» *** «Wagner rechazó -teóricamente- por "antidramática" la reunión de muchas voces. ¿Es que se podrán superar dramáticamente los finales de las óperas de Mozart? ¿No constituye más bien esta coherencia de muchas voces un medio fundamental de la ópera para realzar los efectos dramáticos que el poeta no podía explotar? "Tannhäuser" es más drmático que el "Anillo", porque en éste no pudo Wagner valerse tanto de la canción y de la polifonía. El hecho de que en el "Anillo", con sus interminables narraciones, sea inacabable la melodía no dice mucho en su favor, pero desde luego no supone nada contra "Tannhäuser". »(...) Los maestros de la ópera antigua conocían perfectamente la natural tendencia del canto a absorber el sentido de las palabras para hacerlas actuar sólo como sonido y por ello colocaron en la parte musical todos los pasajes comprensibles de por sí y en el recitativo aquellos que tenían que ser medio explicados. Como quiera que el presentar cantando a personas ocupadas les parecía un desatino, no las hicieron nunca cantar y representar fundamentalmente un pasaje, sino más bien la paráfrasis de un pasaje. Y, prescindiendo de su música "absoluta", nadie se preocupa de las paradojas de "Euryanthe" o de "La flauta mágica" y a menudo uno se queda sin saber en el fondo lo que ocurre en ellas. »ante Wagner, en cambio, que pretendía componer verdaderos dramas, uno se pregunta soprendido a ves: ¿Por qué cantan estos locos? Y ello se debe a que el sensualismo que quiere desarrollar la acción pasa a caer en el intelectualismo. Más adelante veremos cómo y por qué en todas las ocasiones en que se enriquece su poesía se empobrece su música. A sus mejores hallazgos no es capaz de proporcionarles la adecuada música operística. La música de los pensamientos más profundos de Wagner la había escrito antes Beethoven. »Contra el paralelismo del drama hablado y el musical según sus cánones se pronuncia también la duración. Wagner concebía sus dramas como poemas. Piénsese en la brevedad que tendrían el primer acto de "La Walkyria" si fuese representado de palabra, el episodio del bosque o la muerte del dragón. Dado que cada página de estos poemas dura cuatro veces más si se la canta que si se la recita, se impone una abreviación del libreto y Wagner mismo la emprende, puesto que le molesta cualquier parangón con el desarrollo de un drama hablado.» *** «Wagner introduce [en "Parsifal"] por la puerta falsa a la figura de un Cristo, para dar hondura a un mito que él no ve redondeado. ¿Qué significa si no el hecho de que Parsifal, después de haber devuelto la salud a Amfortas y de haber salvado a Kundry dándole el equilibrio del alma, se vea "salvado" también él? Parsifal ¿es el salvador o el salvado? Al representar una figura como la de Parsifal, asegurada por una tradición milenaria, ¿cómo puede este músico introducir aquellos símbolos grandiosos, como el lavatorio de pies? ¿Cuándo se había oído que un artista parodiase impunemente las ceremonias de culto, trastrocase las leyendas del pueblo y las adulterase, para elaborar una obra de la cual es forzoso olvidarse si se quiere tener a Wagner por un genio?» *** «Wagner era un prosaico y su música habla en prosa, mientras que Mozart se expresa en verso. En tal terreno Wagner se encuentra en buena compañía, porque también Rembrandt habla en prosa. Pero el primero se presenta como ditirámbico, y de aquí parte, claro está, la contradicción. La música de Wagner actúa visualmente y con ella el público ve cuadros. Este efecto es antiartístico en sí, por cuanto el músico puro tiende cada vez más a la música absoluta, pero es doblemente turbador en cuanto que los ojos se ven obligados a seguir cuadros diferentes y expternos. Wagner no logra nunca que el gesto, el sonido y la palabra vayan al unísono, y cuando ello se consigue, en los mejores casos, es para favorecer al gesto y al cuadro y menoscabar a la música. »En los preludios y en los intermedios wagnerianos -que quizá contienen su mejor música- se introduce también tal abundancia de representaciones visuales que, por ejemplo, acerca del preludio de "Lohengrin" pudieron redactar Liszt, Wagner y Baudelaire tres diferentes relatos de lo que habían visto en su interior. Como se comprende, el de Wagner está lleno de "delicioso", "llamativo", "dichoso", "encantado", "sorprendente", "puro", etc.» *** «Los medios de sugestión erótica se van acumulando [en el "Anillo"] hasta que finalmente, al final de "El ocaso de los dioses", del palacio de los Nibelungos (sic) se derraman ochenta motivos y el viejo Rin los devora todos juntos con el palacio. En estos motivos todo es lascivo, deshonesto, resbaladizo. En medio de los temibles fortísimos, se producen súbitamente unas inmensas pausas abisales que bostezan taciturnas durante largo espacio. »La nueva juventud, que ha nacido en el último medio siglo, contempla atónita este panorama y se aparta de él reconociendo: ¨"Éste no es nuestro mundo".» *** «En una sola ocasión emergió Wagner de su mundo; en una sola ocasión de toda su carrera artística renunció a la ambición de causar efecto. En este momento singular elaboró la obra que resalta aislada de sus obras, como sobresale el episodio de Matilde [Wesendonk] dentro de su vida. En "Tristán" deja de intervenir el elemento teatral; las dotes se desarrollan libremente, sin crisis alguna; aquí, en suma, hay un drama, aquí hay un impulso melódico, aquí hay seres humanos, aquí solamente.» *** «El arte del futuro que Wagner profetizaba y del cual daba un ejemplo en el "Anillo" no ha dado ni un solo resultado. (...) Incluso las modalidades más específicas de Wagner no han encontrado discípulos. (...) El arte y la concepción wagnerianos del mundo han sido completamente extraños a la juventud. En sus oídos no produce ya resonancia alguna el lema wagneriano de "Ser liberados de la vida por el arte", sino que, por el contrario, quieren no ya ser liberados de la vida, sino arrastrados por ella. Aquella interpretación trágica del mundo, que Wagner desarrolla en toda la línea de sus obras y a la cual el joven Nietzsche reputaba por la última esperanza y garantía del futuro, está hoy tan lejos de los jóvenes, tan lejos de los desengaños, como lo estuvo asimismo el Nietzsche de la madurez, porque éste tenía la suficiente profundidad de juicio para prever esta actualidad nuestra y muchas etapas del futuro además. »Hoy se anhela la gracia y la alegría a las que Wagner fue extraño a más no poder y de las que algo dijo en la canción de las hijas del Rin; hoy se anhela una vida sin acordes de séptima disminuida; nuestro mundo será más luminoso lejos de la crisis y del ardor. Y para nosotros ha vuelto a alzarse la más radiante constelación: la de MOZART Si hubiéramos sido wagnerianos, deberíamos establecer: Mozart nos libertó, en la juventud, de Wagner, y nos hizo sumergir en un mundo más luminoso, más claro, más ordenado, que es tierno en vez de cruel; sereno, en vez de estridente; radiante y puro, en vez de sofocado.» --------------------------------- En el prefacio a la primera edición, Ludwig advierte: «Este libro está inspirado por el deseo de contrariar la divinización de su genio [el de Wagner], no de negarlo.» Por mi parte, siendo que las primeras cosas que sobre Wagner leí fueron un artículo de A. F. Mayo inserto en unos fascículos de Salvat, la infame biografía de Charles Osborne y este "Anti-Wagner" ludwigniano, me sorprendo en retrospectiva de haber llegado a ser, en cierta medida, un wagneriano. ¿Qué piensan ustedes? ¿Alguien por aquí ha leído también a Ludwig? Saludos. |
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Ignoro si Editorial Juventud ha reeditado el "Wagner" de Ludwig últimamente. Lo que compré fueron los cinco tomos de las biografías completas (Barcelona, 1956); Wagner está en el cuarto volumen, desde la página 431 hasta la 530, junto con unas memorias deliciosas, "El mundo que he visto", y varias otras obras. En total serán unas seis mil páginas en papel casi Biblia y una letra de pigmeo (supongo que por eso se llamaba "Editorial Juventud", pues con los años va costando más leer estas páginas). El precio era un poco subido, pero no dudé ni un momento en desembolsar. TENÍA que leer de nuevo este ensayo, por carnívoro que fuera y aunque muchos de los escritos de Ludwig hayan quedado un tanto anticuados por el estilo y la información. Aquí pueden ver una foto de los cinco tomos (estos están mejor conservados que los míos): http://images.quebarato.com.br/photos/big/E/C/10AFEC_3.jpg Saludos de nuevo. P.D. Otros cuasi-incunables que hallé en esa tiendita fueron el "Viaje artístico a Bayreuth" de Albert Lavignac (Editorial Albatros, Buenos Aires, 1946, tapa dura) y la "Historia del drama musical" de Édouard Schuré (La España Moderna, Madrid, sin fecha), que complementa una ingenua pero apasionada biografía de Wagner que ya poseía. |
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Estimado Beltenebros: Si tanto te llama la atención el libro de E. Ludwig (y espero que no te haga perder la paz), ¿qué sería si leyeras el simpatiquísimo "Libro contra Wagner" del inefable Mariano G. Bosch (Buenos Aires, 1919). Te transcribo el último párrafo del capítulo primero. Después de analizar los temas de "El Oro del Rhin" opina: "¿Puede alguien creer que sea humanamente posible en una, ni dos, ni tres audiciones consecutivas de esta obra, apoderarse de su argumento, su filosofía, su belleza poética, su música admirable y perturbadora, sus motivos reales, los motivos interiores (se refiere a los leitmotivs), los de ideas, los de hechos, los de pasiones, los de afectos, los de objetos, etc.? Téngase en cuenta que en el Oro del Rin hay 32 motivos estudiados ya hoy día, y conocidos de todos los entendidos, y más de 25 que nococe la casi generalidad. "Esto no es evidentemente una ópera, ni su autor quiso que lo fuera. Después de medio siglo de existencia ¿puede haber sido recomendada esta innovación por profesor alguno a sus discípulos, como fórmula de confección? (...) "Wagner con su obra mató al cantante italiano; destruyó cruel y locamente la ópera de melodías, de arias y de virtuosismo, con la misma torpeza ingenua del maestro de conservatorio que para que sus discípulos de violín no llegaran a ser Sarasates, Paganinis, Joachims, Baillots o Sívoris, destruyera los métodos antiguos y modificara los instrumentos. "Pasó como un ciclón en una hora determinada del siglo, y arrasó con todo lo existente, y hasta con lo por nacer. "Wagner destruyó la ópera y el cantante. "¿La destrucción ha de llegar siempre del lado de Alemania?" El resto del libro es igualmente imperdible. R. |
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Hola Beltenebros: Leí este libro hace muchos años, creo que en 1955, cuando con gran entusiasmo entraba en el mundo wagneriano y había aistido a los festivales de Bayreuth en Barcelona, y cuatro años más tarde fuí al mismisimo Bayreuth para sumergirme en el Parsifal de Kna. Estaba metido de lleno en el mundo de Wagner. Me sorprendió el libro pero no le vi un antiwagnerismo sino una relfexión con críticas o desacuerdos. Es normal que una obra como la de Wagner, que además era una persona compleja, tenga detractores, creo que es el caso de Ludwig, observacions críticas. Acabar el libro con Mozart me pareció genial. La obra musical de Wagner, es grandiosa pero actua como un pulpo (creo que lo decía Nietzsche) te atrapa y te esclaviza, y es entonces cuando te hace falta Mozart que te libera llevandote a un espacio grandioso y azul. Luego volverás a Wagner pero siempre te hará falta Mozart. Leeré de nuevo el libro y lo comentaré. LLorenç |
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Gracias, Beltenebros por proporcionarnos los textos anteriores. Siempre está bien leer opiniones sobre el tema. En cuanto al antiwagnerismo, queda claro que éste es anterior al Holocausto y que, en más de un caso, procede de antiguos incondicionales, como Nietszche. Está bien "desacralizar", aunque los hay, como Osborne, que se dedican a tergiversar y mentir impunemente. En este caso hay comparar su ataque a Wagner con su adulación a Verdi. Leyendo a Osborne, me reafirmé en mis convicciones. De la misma manera que hay wagnerianos fanáticos, hay antiwagnrianos fanáticos. Con Adorno me pasa lo mismo. La pena es que mientras Osborne no me merece ningún respeto intelectual por lo falsario que es, Adorno cuenta con mi simpatía. Se trata de un señor de rigor intelectual. Lástima que en el caso de Wagner, sin duda debido a su condición de judío y de marxista, se dejara llevar por sus prejuicios. En el caso de Ludwig, parece ser que la comparación con Verdi la sustituye por la de Mozart, poniendo a caldo al sajón y ensalzando al salburgués. Como si no se pudiera admirar tanto a uno como al otro. El mismo Wagner admiraba a Mozart. Ahí está su "credo" en el que cita a Bach, Mozart y Beethoven de los que se considera heredero. Un cordial saludo wagneriano. Rex. |
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Conviene recordar, ya que hay quien considera que Wagner - a lo sumo - tiene un interés puramente musical, que es el compositor sobre el que más se ha escrito. Incluso se afirma de después de Jesucristo es sobre quién más se ha escrito, tanto a favor como en contra, tanto como musico como en sus otras facetas. Y esto sucede de manera ininterrumpida, como podemos ver si consultamos la bibliografía sobre el tema:antes y después del Holocausto, en vida del artista y después, en Alemania y fuera de ella. Esto no tiene parangón ni con Bach, Mozart, Beethoven o Verdi. Por algo será... Wagner es mucho Wagner. Saludos. Rex. |
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Respecto a los párrafos de Ludwig que Beltenebros amablemente nos copia, cada uno merecería extensa contestación, pero en su conjunto se le puede dar la misma que a infinidad de escritos antiwagnerianos de la primera mitad del XX: lo que Wagner consiguió o no, debería juzgarse desde el punto de vista de lo que él mismo pretendía conseguir, no del gusto particular del que juzga. Lo contrario no lleva a ninguna parte, salvo a conocer el credo particular de cada esteta; camuflar dicho credo como biografía ajena o como juicio imparcial, me parece una estética que carece de ética. Por supuesto, esto vale igualmente para cualquier otro compositor, aunque Wagner supera con mucho la media de este tipo de ataques mal fundados. Estoy por abrir otro apartado dedicado al libro sobre Wagner de T.W. Adorno, al que hasta ahora no había prestado excesiva atención. He aprovechado la traducción salida en Akal para hacerlo. Adorno no se libraría de esa misma actitud estético-expeditiva, pero la altura de su pensamiento en principio merece mucha atención... si no fuera porque este libro me parece de lo peor y menos sincero que le he leido. En su descargo cabe recordar la fecha de su redacción (1937-8) y la ascendencia judía del propio Adorno, de donde no cabe exigirle la más mínima imparcialidad sobre este asunto. |
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De acuerdo contigo en el caso de Adorno. Hace unos años me dejaron unos libros de él en inglés. Me llamó la atención su categoría como analista en otras temáticas y lo injusto que fue con Wagner. No sólo atacaba al "Wagner-persona" que lo ponía a caldo casi como la encarnación del Mal, sino que llegaba mucho más lejos que otros (la mayoría admite que como músico sí que era "bueno" o "excepcional"). Llegaba a sostener que era un pésimo músico. Estoy convencido de que esto se debe a las circunstancia y al momento histórico en que escribió su libro. La pena es que con los años, que sepa yo, no pusiera las cosas en su sitio y rectificara. Resulta curioso que Solti, también judío, cuya familia fue exterinada por completo por los nazis en Hungría - que él se salvo por encontarse en el extranjero en ese momento - nos haya legado n excelente trabajo wagneriano. Cuando le preguntaban qué le parecí la prohibición de Wagner en Israel, él contestaba: "ELLOS SE LO PIERDEN". Un cordial saludo wagneriano. Rex. |
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Es cierto, desde luego yo así lo siento, que la música de Mozart invita al relajo y al optimismo y desenfado (si bien su Requiem me sobrepasa)y Wagner es de una profundidad que conmueve. Nunca terminaremos de discutir a Wagner. O pasas de él o le amas. Así es. No me parece que a Ludwig le disgustara la obra wagneriana en su totalidad. Al menos por lo poco que he podido apreciar en el escrito de beltenebros. PD:No sabía lo de Solti. Sin duda ahora le admiro más por ello. Un saludo, amigos.- |