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Flauta - Propuesta de desayuno |
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Hola a todos, Caramba, Alberich: sí que no te ha gustado la Flauta Magica. No se salva ni uno en tu emilio, bueno: el director. Hoy a las 20.00 h el menda estará ahí. Voy a ver qué pasa. En el reparto de hoy estará Roman Trekel como Papageno: este fue Heraldo en Lohengrin en Bayreuth, muy bueno, con mucha clase y a buen seguro ha de ser un liederista de primera. También tendré la oportunidad de saludar a mi colega Angel Rodriguez, que hace de 2º sacerdote, y de paso, a ver si podemos saludar al resto de cantantes. Bueno, Alberich, al menos Angel tiene un role tan corto que no está sujeto a grandes criticas (ni ovaciones, claro). En fin, mañana os comentaré mis impresiones sobre el tema. Espero sea divertido. Por cierto, he dejado grabando Kna el el siglo XXI... alguien tiene los dos primeros capitulos recogidos?. Cambio de tercio: Propuesta de desayuno. El domingo día 4 de febrero, por la mañana, como resultado de estar abonado, iré a un concierto de la ONE dirigida por Fruhbeck de Burgos cuyo programa es : Así hablo Zaratrustra (1º parte) Fragmentos de Ocaso de los Dioses (2ª parte) Hombre, no es que sea un concierto que vaya a ser inaudito, pero ya que contiene obras wagnerianas, he creido oportuno proponer para los que por los "madrides" estén quedar a tomar un buen café con una tostadita antes del concierto, que como sabeis empieza a las 11.30 h. A Fruhbeck le he visto dirigir un muy emocionante concierto en Madrid hace unos años de programa 100% wagneriano. Claro que la orquesta era, creo recordar, la Filarmonica de Viena, sustancialmente mejor que la nuestra. Bueno, quiero decrie que por director no sera malo el concierto (tengo en video unos Maestros suyos muy majetes tambien en Munich)... puede ser majita la cosa, hombre. Comentad un poco que os parece la idea. Abrazos, NICO. |
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Entre las pocas cosas que tengo prohibidas por prescripción facultativa están los conciertos de Frühbeck. Me acercaría al Auditorio por la tostada (me huelo la del concierto) que, aunque suba el colesterol, siempre es más sana que el Wagner de Frühbeck. Aun no lo puedo asegurar, tengo que consultar la agenda. Reconozco que, en abstracto, el programa tiene buena pinta, pero con esos mimbres más bien parece "Así habló Frühbecktustra" y "El Ocaso de la ONE" (fragmentos). "A Fruhbeck le he visto dirigir un muy emocionante concierto en Madrid hace unos años de programa 100% wagneriano." ¿Un emocionante concierto de Frühbeck? Eso si que debió ser hace muchos, muchísimos años. Nico, tu eres más joven que yo (creo), ¿estás seguro de que era Frühbeck? Un saludo, Alberich |
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Saludos. Mi querido Nico decía ayer: Añado a los comentarios hechos por mi colega Alberich una pregunta: ¿Le dejaron dirigir la Filarmónica de Viena a ese pezuñas? (Si alguien se molesta por que he llamado "pezuñas" a ese "muñones", me da igual; la corrección política nunca se ha contado entre mis escasas virtudes). Lo de la tostada me parece mejor idea, sin embargo. Consultaré mi apretada agenda y veremos qué se puede hacer. Nada más. Un saludo para todos, Der Niblungen Herr |
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Pues no has leido los versos de su hermano ese si que tiene pezuñas |
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La frase de la que hablaba y que no ha salido en el mensaje es: A ver si sale ahora. Otro saludo, Der Niblungen Herr |
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Pues parece que no sale. Me refiero a esa frase que dice que Nico le vio a Frühbeck un concierto Wagner con la Filarmónica de Viena. En fin, cosas de la "tésnica". Otro saludo, Der Niblungen Herr |
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Fruhbeck de Burgos ha dirigido las mejores orquestas del mundo en los mejores teatros del mundo. El concierto con Viena fue hace unos cinco años dentro del ciclo de la Asociacion Filarmonica, creo recordar. Tengo el programa en casa, pero os aseguro que no me invento nada. Hay en video unos Maestros en Munich por ejemplo, con Winberg, Brendel, Eva Johannsohn, ... que pusieron en C+ hace unos años y está realmente bien. Yo no digo que sea el mejor director del mundo, que no lo es, sin embargo ha cometido el mayor de los pecados que un músico puede cometer en España: ser español. Con ese pecado, resulta imposible triunfar en nuestro pais si uno se dedica a la musica clásica. Hay que largarse fuera para ello. Claro, que aqui cuando viene un director de pacotilla con apellidos holandeses y descarga una sinfonía de Mahler inaguantable, ya tiene más ganado de antemano que un tío que haya nacido aquí. Triste es, pero cierto. Pero bueno, el concierto está ahí, la propuesta sigue en pie, y el plan es un desayuno y/o concierto a continuación. Animaos hombre, que los radicalismos no son y nunca han llevado a nada bueno. NICO. |
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Hola, Nico: Perdona que me meta en esto, pero no creo que se trate en este caso de que "Frühbeck de Burgos es español y eso quiere decir que va a ser rechazado en nuestro país". No empecemos con el complejo de "nadie es profeta en su tierra". Víctor Pablo Pérez y Jesús López Cobos son dos directores españoles y se les tiene en mucha más estima (incluso entre los músicos) que al mencionado Frühbeck. Por no mencionar la opinión que Celibidache tenía de Frühbeck... Un saludo, Germán |
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Nico, Nico: ¿qué vamos a hacer de tí? ¿Cómo perdernos un desayuno en el auditorio? ¡Ni de coña!. Y si el concierto es una bazofia, nos reímos y al volver a casa escuchamos a Kna. Un abrazo, Alex |
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Saludos, En una sola palabra describiría la impresión mía de la representación en cuestión a la que asistí: interesante. El emncioado adjetivo por sí sólo no implica que lo que así se describe sea bueno o malo, si no que bien por una u otra causa atrae la atención de uno, ya sea por lo bien o mal que contenga el tema. Fue, en fin, uno de esos días en que mantuve los ojos bien abiertos de principio a fin de la representación, habiendo tenido en otras ocasiones, y con mejor horario que un lunes laboral, que "dormir" representaciones que poco o nada de atractivo tuvieron para el aficionado asistente. Claro que para evitar dicho sopor el grupo orquestal de la sinfonica de Madrid poco ayudó, como siempre. Su falta de sonoridad como orquesta de nivel comienza a preocupar. El Real no debe, ni puede seguir teniendo un recinto tan estupendo y sin embargo, estar autocondenándose a ofrecer melodramas sin "melo", o al menos en lo que a instrumentos refiere la cosa. Todo ya había quedado patente en la obertura, nunca tan escasa de ese particular sello matemático de Mozart, que además implica mucha, mucha precisión (quizás sea el músico que más lo exija en su orquestación). Dicha escasez quedó latente en los tres "acusados acordes masónicos" que dividen el preludio. La línea de escasez e imprecisión continuó durante toda la obra, incluso en recitativos; para no dejar la cosa tan mal por este lado, sacaré a relucir la brillante intervención del clavicordio en el segundo aria de Papageno "Ein Mädchen...". Fue lo mejorcito de la noche por parte de la orquesta, que no por parte del grupo coral, que pese a que aún está a años luz de ser un gran coro de ópera, la madera es buena, y con un buen tallador se puede lograr. No obstante, como en otras ocasiones, no es bueno ensalzar lo no ensalzable, y olvidando su bastez en uno de los breves pero más bellos fragmentos de Die Zauberflote, que es "Das Klinden, so herlich", dejemosle en un aprobado alto. No obstante, el que escribe manifiesta el peligro eminente: Parsifal tendrá lugar en apenas un mes y medio con este mismo coro (y oruqesta!), y ahí el protagonismo de ambos es como sabemos mucho más determinante que en Mozart, donde unos buenos solistas pueden sacar adelante la música con un equipo mediocre, cosa imposible en cualquier obra wageneriana, máxime en Parsifal. Dios quiera que me equivoque, pero la cosa pinta mal a priori. Hemos anticipado, por reducción al absurdo, donde reside el interés de la representación de ayer, los solistas. Comencemos de menos a más, y justamente será Jerry Hadley como Tamino el que fue para mi la gran decepción de la noche. Su "Dies Bildnis..." no tuvo desperdicio como ejemplo a seguir de cómo no se debe cantar Mozart, como una mezcla de Otello, de Cavaradossi y con tintes de Tannhauser, y si al menos hubiese juntado lo mejor de estos roles hubiese sido simplemente una mezcla interpretativa inadecuada, pero además el explosivo cocktail fue preparado cutremente. Si escuchamos cómo el cantante huye literalmente del fraseo de sus solos, vemos que desde luego de esa cualidad cadece; tampoco posee ni registro aguido ni grave generoso ni de fiato. El mencionado solo Bildnes se lo cepilló en un abrir y cerrar de ojos, pese a la oposición de Frans Bruggen, creando confusión y homajeando al mal gusto a la vez. Mejoró en su segundo solo, donde ganó de fraseo, determinate para un buen Tamino, y algo en el segundo acto, aunque siempre en una linea de canto debil y de interpretación cero. Es curioso que en la Flauta Magica se dan cita entre los solistas cuatro tenores, todos líricos, y ayer el orden de preferencia como cantantes de los cuatro que se dieron cita fue justo inversamente proporcional a la importancia del role de cada uno de ellos. Así, creo que Monostatos, Andreas Conrad, es un tenor mucho mejor que Hadley; y no digamos Eduardo Santamaría, un hombre armado de auténtico lujo en ese duo homenaje a J.S. Bach tan hermoso que contiene este Singspiel inmortal; y finalmente, el canto lírico más hermoso, de más clase, más puro y más noble lo ofrecieron las pocas frases de Angel Rodriguez como segundo sacerdote. Justifica así este joven y gran amigo mío, y conste que no peco en absoluto de falta de objetividad pues cuando las cosas no le funcionan a fe que se lo digo, sus proximas y cada vez más importantes apariciones en los teatros. En las mujeres, en cambio, sí fuerion las más importantes las mejores. Las tres damas no dieron en demasía la talla; sí desde luego estuvo correcta y cumplidora con las notas la soprano Anna Camelia Stefanescu como Reina de la Noche, ofreciendo lo único que en mi opinion ofrece el cien por cien de este role: una buena exhibición de soprano de coloratura. Soy incapaz de identificar una buena o mala realización interpretativa de este tipo de roles (Reina de la Noche, Olympia, y sin fin de donizettinanas y rossinianas prima donnas), sin que ello implique que no me gusten, si no que con una voz apropiada sin más, salen muy bien adelante y son plausibles. Pamina, en cambio, es un role que da mucho más de sí que la Reina a efectos interpretativos. Estos sí se dieron cita en la bella soprano Elizabeth Norberg-Schulz, cantante de calidad, sin nada de ñoñerías habituales y que goza de un generoso fiato que sin duda aprovechó para deleitarnos con un bellísmimo aria del acto 2, uno de los momentos más bonitos de la noche de ayer. Justificada su ovación, pues. Tres simpáticos niños alemanes ofrecieron su importante participación con gusto, lo cual es de agradecer que posean a su temprana edad. No sé si la madurez les llevará a abndonarse de ese gusto musical, que salva perdonables fallos de afinación y de empaste, para convertirse en Jerrys Hadleys o Giacominis de la vida. La inocencia de la infancia es patente en su canto, como lo es la prepotencia de muchos Curas sueltos en el suyo (y conste me gusta el arte de este cantante, no así otras cosas); esperemos que no la pierdan. Y no les dejemos sin cenar tan alegremente, la capacidad artística de ellos es digna de veneración, e incluso ofrecieron un bello cuarteto con Elizabeth Norberg Schulz, muy bien de dicción y muy "depuradito". Su ilusión por el triunfo y el canto quedó también reflejada en la expresión de sus albinos rostros cuando una amiga les pidió que les firmase el programa. Otros al pedirselo se hacen de rogar, te hacen esperar, te dejan con la palabra en la boca o por contra, te tratan como si fueras una migaja, un ignorante o se pavonean de lo buenos que son comparándose con otros que hacen a veces su misma actividad artísitca: madurez versus infancia? No: educación versus mala educación. Las voces graves también tienen y muy importante cabida en esta obra, y también presentan importantes contrastes como los de Ekkerhard Wlaschiha, mal de solemnidad como Orador y primer sacerdote no dando ni una en toda la noche, el omnipresente del Real Stefano Palatchi, que no hizo un Sarastro de altos vuelos dando un canto insípido como suele ser habitual en este bajo catalán, y el gran Papageno realizado por Roman Trekel. Este barítono, era mi favorito a priori para el triunfo del lunes, e hice pleno al quince. Su ovación fue la más grande con creces y justamente, lo cual debió de sorprenderle al no haber sido aplaudido en ninguno de sus dos solos, sí en el famoso duetto con una dignísima Papagena cantada bellamente por Victoria Manso, certificando una sorprendente actuación de los compriamrios de ayer, que realmente me sorprendieron. Volviendo a Trekel, señalemos sólo un déficit de registro grave, pero como esto va acompañado de un fraseo oportuno, de una dicción estupenda y de un bello timbre además de una simpatía en escena sin igual (bueno, el tristemente desaparecido Hermann Prey le ganaba), la cosa terminó saliéndole de sobresaliente. La dirección fue irregular del gran Frans Brüggen, dentro de un foso como ya he señalado "tocado" de por sí. Pasó su importante presencia sin pena ni gloria por el Real. Responde muy bien a mi ideal de innovar el montaje de la Flauta, sin embargo. Un gigante cubo blanco con fórmulas y axiomas matemáticos viene a representar el mundo de los Iluminados, donde se dan cita Sabiduría y Amor. La perfección matemática y la verdad de por sí de dichos axiomas, es la casa ideal de este mundo en el que acaba Tamino por entrar. El color y la variedad vienen del lado del mundo de la Reina de la Noche, lo cual traduce bien la idea de la música al describir esta situación, ya que es en la Reina en la que Mozart situa la lucided de la coloratura. Y también en las tres Damas, cada una de un color, pero eso sí, siempre tonos oscuros en su vestiamnta y maquillaje. Es en cambio, en el traspaso de ese mundo venenoso y falso al mundo verdadero del cubo blanco donde aparecen los colores claros del día, tales como el verde claro, el amarillo o vivos rojos, en forma de un telón que "encaja" en la entrada de dicho cubo. Evidentemente, será Monostatos el que tenga que estar en discordancia con el mundo verdadero pese a pertenecer a priori a esta parte. Queda perfectamante bien calro ambas cosas: primero que es un intruso, segundo que está con los Iluminados. De esos detalles que se logran con imaginación escénica, digna de reconocer. Dentro de toda esta filosofía entre mundos que bien se da en otras operas como Tannhauser, cuyo montaje en Madrid más simple que este también dio en el clavo en mi opinión, hubo sí un detalle de realismo algo "abarrocado" en la escena inicial de la serpiente. Resolvieron bien con ese realismo este puntual incidente los dos Marelli (Marco Arturo como director de escena y Dagmar como figurista que no sé si guardan) por otra parte dificil de adecuar a este contraste de mundos pues es un elemento "malo" dentro del mundo "malo", y por tanto sólo subrayable en él pintándolo tal cual es. Respetaron el contexto de la obra en su integridad, no ofrecieron detalles vanguardistas dificiles ni nada similar, no cambiaron nada de lugar ni tiempo (es un relato que podríamos calificar de "atemporal" y de "a-geográfico", pese a que siendo purista hasta la medula alguno lo saque a relucir cabreado y todo) para hacer aquello a lo que muchos aspiran y no consiguen recurriendo a figuras y métodos que no debieran estar 100% permitidos: innovar. Esto es innovar, lo demás es cambiar o plagiar, que no es lo mismo. Sirva, no está demás decirlo pues no suele ser así, también para completar un buen día el buen comportamiento del público, sin abundancia de las habituales toses pese a las invernales fechas en que estamos, sin caramelitos con los que me quedo jugando tras desenvolverlos durante media hora, y sin insultos ni descalificaciones al final, aunque de esto último no es justo culpar a todo un resptable si no a cuatro o cinco "entes" que conforman el irrespetable del Real. Está bien claro pues la carga de elementos interesantes que me pareció ver en la Flauta Mágica, y que hacen que sea pues una de esas veces en las que uno no se ve obligado a asistir al teatro lírico, si no que es éste el que le invita a asistir. Si a eso añadimos mi pasión por esta obra, pefecta en su musicalidad, pues eso: con todo, disfrute asegurado. NICO. |
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"El concierto [de Frühbeck] con Viena fue hace unos cinco años dentro del ciclo de la Asociacion Filarmonica, creo recordar." ¿No sería la Sinfónica de Viena, en vez de la Filarmónica? No es lo mismo. No estraré al trapo de los argumentos ’nasionales’, lo de que nadie es profeta en su tierra y esas cosas. Lo discutiremos, no en el desayuno, sino después de tres ’vermutes post-concert’. No sé si el concierto será para abonados, o directamente "de abono", pero iré. Al ciclo de la ONE hay que ir al menos UNA vez (cada vez hago peores chistes: ¿me habré pasado con el filete últimamente?) Un saludo, Alberich |
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"Por no mencionar la opinión que Celibidache tenía de Frühbeck..." Hay una anécdota de ’Celi’ que creo se refería a él. La recordaba Arturo Reverter en un Boletín Diverdi de hace unos meses. Al término de una comida en Madrid, ’Celi’ dijo (más o menos): "la dirección de orquesta es como recorrer esta botella de vino. Al enfrentarnos a una obra determinada, todos empezamos aquí" y señaló el culo de la botella "y todos pretendemos llegar acá", dijo señalando el cuello de la botella. "Yo lo hago yendo por aquí", y deslizó un dedo por la superficie de la botella que, siguiendo un trazado más o menos sinuoso, terminó alcanzado el cuello. "Schuricht, por ejemplo, lo hacía yendo por este otro lado", y volvió a pasear un dedo por la botella, esta vez siguiendo un camino distinto. "Luego hay directores, como este español..., que empiezan aquí, como todos los demás", dijo señalando de nuevo el culo de la botella, "y terminan yendo a parar allá" dijo mientras señalaba la puerta del comedor. Alberich |
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"Tres simpáticos niños alemanes ofrecieron su importante participación con gusto, lo cual es de agradecer que posean a su temprana edad." ¡Nico, no me habías contado que te habías hecho socio de Unicef! "...el omnipresente del Real Stefano Palatchi, que no hizo un Sarastro de altos vuelos..." ¿Altos vuelos? Vuelo rasante y sin motor. Estamos casi de acuerdo. Un saludo, Alberich |