EL
OCASO DE LOS DIOSES
Prólogo
Después
de un breve (1’48’’) Preludio (CD 11, pista 1) con resonancias de
El Oro del Rin, en el que se oyen los motivos de la
Naturaleza Primordial, el Rin, Erda (en las cuerdas), el Anuncio
de la muerte (1’10’’) en metales y un motivo que simboliza el tejer
de las Nornas en cuerdas con sordina (1’15’’) entramos en la escena
de las Nornas.
Abre
la escena la Tercera Norna, Rita Gorr, con su característico trémolo:
“Loges Heer / lodert feurig um den Fels./ Noch ist’s Nacht./
Was spinnen und singen wir nicht?” (pista 2, 0’18’’).
La Gorr se muestra insegura por arriba. El Sib4 (la nota más alta
de su papel) de “den wirft der Gott / in der Weltesche /
zu Hauf geschichtete Scheite.” (pista 4, 4’59’’) es muy corto y
apurado, prácticamente un grito. Con Jean Madeira y Kna,
la narración de la Primera Norna, “So gut uns schlimm es geh” (pista
2, 1’06’’), es muy emocionante. Madeira tiene graves, agudos, sentido
del drama, presencia. Ursula Boese (contralto) es una Segunda Norna
de voz bella, con cuerpo y graves bien apoyados, como puede apreciarse
en el salto de octava (Re4-Re3) sobre “Wotan” en “Durch des Speeres
Zauber / zähmte ihn Wotan.”
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Las Nornas tejen el destino del mundo. Escena Primera del Primer
Acto
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El
interludio orquestal (pista 6) conocido como Amanecer (Tagesgrauen)
recibe una lectura muy animada (3’05’’), de gran efusividad, con
fraseo sentido y elegante de las cuerdas y metales poderosos al
final. Como comparación, a Böhm le lleva 2’53’’, y a Karajan 3’26’’
(1). Comienza bastante sosegado pero sin resultar lento (Sehr
ruhig ohne zu schleppen). Préstese atención al pasaje que va
desde la entrada de los violines en 2’01’’ hasta el final del Preludio,
con esos cellos doblando a los violines segundos (2’15’’), con indicación
de “expresivo” (ausdrucksvoll) o el piu crescendo
(2’27’’) coincidiendo con la salida del sol (Sonnenaufgang—Voller
Tag) y la contundente entrada de los metales en 2’44’’ hasta
desembocar suavemente en el duetto Brünnhilde-Siegfried “Zu
neue Taten” (pista 7).
Varnay
está aquí fresca, pletórica de voz, y es acompañada por un Kna
atentísimo, que sigue toda las indicaciones de la partitura. A partir
de la entrada de violines, violas y cellos en piu crescendo
(pista 8, 1’02’’) el fraseo de las cuerdas es arrebatador. Préstese
atención a la frase de Brünnhilde “gedenk der Liebe, / der wir leben:
/ Brünnhilde brennt dann ewig / heilig (>) dir (p)
in der Brust”, con ese luminoso Sol4 sobre la sílaba “le” en “leben”
y el precioso regulador sobre “heilig”, en el que la orquesta parece
detenerse, seguido de un molto crescendo (Brünnhilde abraza
a Siegfried). Como cierre, Varnay coloca un rotundo y potente Do5
sobre el tercer “Heil!” (pista 10, 2’53’’), doblado por el Lab3
de Windgassaen.
Primer
Acto
Ya
desde su primera intervención “Nun hör, Hagen” (pista 12) está claro
que este Gunther (Otto Wiener) no es comparable al gran Hermann
Uhde de los dos años anteriores. La voz de Wiener no es grata, el
canto es menos elegante y dramáticamente es inferior. En cambio
Hagen tiene en Josef Greindl, aquí en gran forma, un intérprete
ideal. Voz rocosa, oscura, de gran volumen, unida a unas grandes
dotes de actor. Nótese en su frase “Siegmund und Sieglinde / zeugten
den ächtesten Sohn” (pista 13, 1’30’’), como dice
con cierta sorna las palabras “äch(Mi2-Re2)tes(Si1)ten(Sol1) Sohn
(Fa1)” ese Fa1 sobre “Sohn” bien apoyado y con volumen.
Elisabeth
Grümmer es una deliciosa Gutrune, con su voz bellísima, cristalina
y un aire de candidez, de inocencia. Préstese atención al pasaje
que va de 0’38’’ a 1’45’’ en la pista 14, que por la atmósfera camerística,
el comportamiento de Gutrune y Hagen y la música misma tanto recuerda
a los encuentros Eva-Sachs en Meistersinger, desde el acercamiento
de Gutrune a Hagen, “Du Spötter, böser Hagen”, insinuante (sobre
la frase se oye el motivo de la seducción) a esas violas (0’50’’,
0’56’’, 1’14’’, 1’20’’) que añaden un toque pícaro a la escena.
En
esta Primera Escena cabe también destacar la intervención de Hagen
“Ein gemächlicher Schlag / wie von mübßiger Hand…” (pista
15, de 1’56’’ a 2’37’’), con un poderoso crescendo marca
de la casa (empieza en 2’15’’) y un imponente Greindl, dominador
de todos los recursos vocales y dramáticos (“Siegfried ist es, /
sicher kein Andrer!”, 2’27’’).
El
comienzo de la Segunda Escena (pista 15, 3’21’’) no puede ser más
impactante, con un “Heil! Heil Siegfried, teurer Held!” más amenazador
que nunca y el motivo de la maldición sonando poderosamente en la
orquesta. Como detalle curioso, nótese como, después de oírse el
tema de la maldición, las trompas 1 y 2 enuncian el tema de la seducción
(3’42’’), repetido por el oboe.
Wiener
exhibe de nuevo su aspereza y feo color de voz en el saludo a Siegfried
“Begrüße froh, o Held” (CD 12, pista 2, 0’16’’). Windgassen
está magistral en esta escena. En “einzig erbt ich / den eig’nem
Leib” (1’22’’), enfatiza las palabras “den eig’nem”, un recurso
muy característico suyo: “únicamente heredé el propio
cuerpo”. Vuelve a emplear este recurso cuando se ofrece a Gutrune:
“trügst du wie er mir Übermut, / böt ich mich dir zur Bund?”
(pista 4, 0’10’’). En los seis versos que comienzan con ”Ha, schönstes
Weib!” (pista 3, 2’25’’), acompañados por una música con resonancias
parsifalianas (Acto II), Windgassen se muestra efusivo y ardiente,
estalla literalmente en deseo hacia Gutrune tras beber el filtro.
Durante el juramento de hermandad de sangre con Gunther,
Windgassen realiza una auténtica exhibición: “in Strahlen
(La3) ström’ es dahin” (pista 5, 1’17’’); “So (Sol3)—trink
ich dir Treu!” (pista 5, 1’53’’).
Greindl
está inmenso en la guardia nocturna (“Hier sitz ich zur Wacht”,
pista 7), sin apenas vibrato o nasalidades, y con un timbre
cavernoso que le confiere un carácter inquietante muy apropiado.
En la frase “mir aber bringt er der Ring!” (pista 7, 2’18’’)
sube con facilidad al Re# 3. En “des Niblungen Sohn”
(3’32’’) mantiene 8 segundos el Sib 2 sobre “Nib”, para saltar de
octava en las sílabas restantes, con tres Sib 1 sobre “__lun-gen
Sohn!” bien apoyados.
Sigue
un interludio orquestal de tintes sombríos (planes de Hagen), que
enlaza con la Tercera Escena. Después de las sombras, el clarinete
exponen un alegre motivo, el de la nueva Brünnhilde como mujer mortal
(pista 8, 3’02’’). En 3’24’’ se superpone en trompas el tema de
la maldición (y las toses del público). Suavemente pasamos de los
pensamientos de Hagen a los de Brünnhilde. El tema de Brünnhilde
reaparece en violines (4’53’’) con indicación de “muy expresivo”
(sehr Ausdrucksvoll). En 5’31’’ se oye un tema familiar,
que aparece en la última escena de Sigfrido y en el Idilio
de Sigfrido, tema que Deryck Cooke denomina el amado inmortal,
al que pronto se unen el del filtro (5’36’’) y el de las Walkyrias
(¡se aproxima Waltraute!).
Préstese
atención a la dicción impecable y al sentido dramático de Varnay
(anhela el perdón de Wotan) en la intervención de Brünnhilde “So
wagtest du, Brünnhild’ zulieb” (pista 9, 2’08’’). Atención a la
extraordinaria frase “So zur Seligsten / schuf mich die Strafe:
/ der Herrlichste Held / gewann mich zum Weib!” (pista
9, 3’59’’), con un radiante Fa# 4 sobre la sílaba “Se” en ”Seligsten”
(con regulador < incluído), ese adorno sobre “Herr”, un cuatrillo
de fusas perfectamente articulado, y las violas sobre “Strafe”.
Al final de esta intervención (4’56’’) la orquesta estalla de júbilo.
Jean
Madeira es una inolvidable Waltraute, de gran aliento trágico. Con
el acompañamiento de Kna, ambos elevan la narración de
Waltraute “Höre mit Sinn, was ich dir sage!” (pista 10) a lo
extraordinario. Desde 6’13’’ en esta pista hasta hacen irrupción
unos extraños ruidos (¿cosa del procesado?), que resultan especialmente
molestos cuando se escucha con auriculares, ruidos que van en aumento
hasta el fin de la narración, y que duran , con mayor o menos intensidad,
hasta el comienzo de la pista 12.
Durante
el encuentro en la roca con Siegfried-Gunther, Varnay da todo un
recital canoro y dramático. Expresa alegría desbordante (“Siegfried!
Siegfried zurück!”, pista 12, 1’55’’), espanto (”Verrat!”, 2’37’’),
asombro (“Wer drang zu mir?”, 2’49’’), desesperación (“Wotan! Ergrimmter,
/ grausamer Gott!”, pista 13, 2’03’’), colérica (“Zu Hohn und Jammer
/ jagst (La4) du (La3) mich (Sol#3) hin (Do#3)!”, 2’32’’), desafiante
(“nie (Fa#4) raubst (Si4) du (Si3) ihn (Sol#3) mir (Mi#3)!”, 4’28’’).
Tan sólo le queda algo deslucido, quizá por el esfuerzo desarrollado
en esta escena, el grito que tiene que dar (2) cuando Siegfried-Gunther
le arranca del dedo el Anillo (pista 14, 0’49’’), que resulta corto
y ahogado. Para finalizar este Acto, reseñar una monumental pifia
del clarinete bajo (2’04’’).
Segundo
Acto
Después
de un breve y sombrío preludio (CD 13, pista 1), que pone música
a las reflexiones de Hagen y Alberich acerca del problema que les
obsesiona (3), comienza la Primera Escena, la visita de Alberich
a Hagen, que continúa su guardia nocturna, como le dejamos al final
de la Segunda Escena del Primer Acto. Hay que destacar de nuevo
a un imponente Greindl, Hagen negro, amenazante. Las frases “Gab
mir die Mutter Mut (Lab 1), / nicht (Solb 2) mag (Lab 1) ich dir
doch dan(Dob 3)ken..." (pista 2, 1’23’’) y en “haß’ (Lab
1) ich (Lab 2) die (Sib 2) Fro(Dob 3)hen(Fa 1)” (2’02’’) ponen a
prueba su registro grave, y Greindl sale airoso de la prueba, aunque
el Fa1 es casi inaudible. Frans Anderson (Alberich) se mantiene
en su línea, simplemente solvente. Durante sus intervenciones puede
apreciarse la voz del apuntador, si se escucha con atención.
Nada
que destacar en la breve (apenas 6’24’’) Segunda Escena (pistas
3 y 4), salvo la maravillosa voz de Grúmmer. Comienza la Tercera
Escena con la llamada de Hagen a los Guibichungos (pista 4, 5’09’’)
con su cuerno y luego con la voz, con esos rotundos y terroríficos
“Hoiho! Hoihohoho!” (pista 5), que en la voz de Greindl suenan inquietantes.
Nótese, justo después de “Scharf zum Streit!” (0’50’’), el crescendo,
las disonancias (0’59’’, 1’07’’, 1’19’’, 1’23’’, 1’24’’, 1’27’’)
y el retumbar de pisadas apresuradas sobre el escenario (1’05’’)
que señala la entrada de los Guibichungos. En 1’32’’ hace su entrada
el maravilloso coro de Bayreuth, que tiene una actuación sobresaliente.
Esta escena es siempre tremenda con Kna; aquí parece que
el sonido está comprimido, como si los técnicos de grabación hubieran
disminuido el volumen para evitar saturaciones.
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Josef
Greindl como Hagen en el Segundo Acto
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No
podemos insistir lo suficiente en la grandeza de Greindl, que en
1958 tuvo uno de sus mejores años en Bayreuth. Escúchese la magnífica
frase “Der Wurmtöter / wehrte der Not: / Sieg(Mi 3)fried(Do 3) der
Held / der schuf ihm Heil(Do 2)!” (pista 6, 1’14’’), esos graves
en “Starke Stiere / soll ihr schlach(Sib 2)ten (Sib
1); / am Weihstein fliesse / Wotan(Sol 1) ihr Blut!” (1’42’’)
o ese adorno burlón en “daß gute Ehe sie gebe!” (2’39’’).
Nótese el estallido (ff) de la orquesta y el coro masculino
después de la frase de Hagen “daß gute Ehe sie geben!” (4’02’’),
parodia de la misma, dicha en 2’39’’. Toda esta escena rebosa vitalidad,
virilidad y naturalidad. Atención al clímax que sigue a la frase
de Hagen “traf(Dob 3) sie ein Leid(Mib 3), / rasch seid zur Ra(Fa
3)che(Fa 2)!” (6’29’’) que desemboca en la Cuarta Escena.
Otto
Wiener hace lo que puede con su voz áspera y poco grata en “Brünnhild,
die hehrste Frau” (pista 7, 1’19’’) y “Gegrüßt sei, teurer
Held” (3’04’’). No es que cante mal, pero es difícil acostumbrarse
a su timbre rasposo.
En
esta escena vuelve a sobresalir una soberbia Varnay, que despliega
todos sus recursos dramáticos. Después de “…wie Gunther du” de Siegfried
(pista 8, 0’31’’), entran las cuerdas (Schnell) en forte
y luego Brünnhilde, “terriblemente violenta” (furchtbar heftig)
“Ich…? Gunther…? Du lügst!”. La voz parece desvanecerse en “Mir
schwindet das Licht” (0’50’’). Se arranca con rabia en “Ha!(Reb
4) Die(La 4)ser war es, / der mir den Ring entriß:
/ Sieg(Mi 4)fried(Fa# 3), der trugvolle Dieb(Sol
4)!” (pista 9, 1’25’’) al ver el Anillo en el dedo de Siegfried.
Los Lab 4 de “Heil’(Lab 3)ge(Lab 4) Göt(Lab
4)ter, / himmlische Lenker!” (pista 10) son luminosos. La frase
“nicht ihm, / dem(Sib 4) Man(Solb 4)ne dort / bin(Sol 4)
ich vermählt!” (2’29’’) es de un tremendo poderío.
Windgassen
está espléndido en el juramento “Helle Wehr, heilige Waffe!” (pista
12), enfatizando de esa manera tan suya las frases “schneide du
mich” (0’39’’) y “treffe du mich” (0’49’’). Nótese la negrura de
la orquesta, con esos ominosos trombones, que retumban poderosos
y aterradores. No le anda a la zaga una Varnay sin fisuras, que
ataca las notas altas con brillantez y garra: “schwur Mein(Sib
4)eid(Sib 3) jetzt dieser Mann!” (2’17’’). La intervención
de Siegfried que cierra la escena, “Gunther! Wehr deinem Weibe /
das schamlos Schande dir lügt” (pista 13, 0’10’’) es modélica, en
particular el pasaje de 1’49’’ a 2’43’’, con un fraseo elegante
y notas altas bien colocadas y potentes: “Folgt mir zum Mahl(Sol
3)!” (1’49’’); “…heiter vor Allem, / sollt ihr heu(La 3)te
mich sehn. / Wenn(Sol 3) die Minne freut, / meinem frohen
Mu(Sol 3)te(Do 4)…” (2’14’’).
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"¡Por
la punta de la lanza pronuncio el juramento!" Escena
Segunda del Segundo Acto
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Préstese
atención a la peculiar pronunciación de Varnay al comienzo de la
Quinta Escena. En la frase “Welches Zaubers Rat / regte dies
auf?” (pista 14, 0’30’’) dice “Zaubrres”; más adelante (1’05’’),
“Rätsel” lo pronuncia “Ritsel”. Hay contención y expresividad concentrada
en el lamento “Ach, Jammer(<)! Jammer(>)!” (1’11’’). Soberbias
las frases de Brünnhilde “Gut(Sol4)rune heißt der Zau(Mib
4)ber, / der den Gatten mir entzückt! / Angst(Lab 4) tref(Fab
4)fe(Re 4) sie(Sib 3)!” (pista 16, 5’37’’), con esos adornos
y un regulador (<) sobre “Zauber”. En todo este final de Acto
Wiener se supera a sí mismo, y aunque es un Gunther más Mime que
noble Guibichungo, consigue estar a la altura. Junto con Varnay
y Greindl en plenitud y Kna en el foso, este final resulta
difícil de igualar en intensidad.
Tercer
Acto
Después
de la tensión del tremendo Segundo Acto, el Tercero se abre con
un amable “idilio campestre” (CD 13, pista 18), comenzando con la
llamada del cuerno de Siegfried, respondido por los cuernos de los
Guibichungos. Se oye los motivos asociados al Rin (0’47’’) y la
canción de las Hijas del Rin (1’11’’), tocados un poco chapuceramente
(hay pifias varias en las trompas).
El
solvente trío de Ondinas y Windgassen componen una espléndida escena
del Rin, más importante de lo que parece (4). En esta Primera Escena,
contrasta la tristeza del canto de las Hijas del Rin, “Frau Sonne
/ sendet lichte Strahlen” (pista 19) con el de la Primera Escena
de El Oro del Rin, antes de que Alberich robase el Oro.
La
Segunda Escena comienza con un imponente Windgassen, que resuelve
el peliagudo salto de octava “Hoi(Sol 3)he(Do 3)!”
(pista 4, 0’56’’) y “Hoi(Sol 3)ho(Do 3)!” Hoi(Do
4)he(Fa# 3)!” (1’03’’). En esta escena hay una serie de detalles
que,aunque no en la partitura, son muy eficaces dramáticamente.
Cuando Siegfried cuenta que, de haber sabido cómo, habría atrapado
tres pájaros de agua salvajes (5) ríen los Guibichungos (pista 4,
3’47’’). Poco después vuelven a reír, esta vez a carcajadas (3’59’’),
cuando Siegfried relata que las Hijas del Rin le anunciaron que
“hoy mismo caería muerto”. Más adelante, después de la frase “Was
nicht er geschmiedet, / schmeckte doch Mime!” (pista 6, 3’55’’),
Hagen añade unas risas rítmicas sobre las notas de cellos y contrabajos.
Windgassen
reserva fuelle para cantar extraordinariamente la última parte de
la narración de Siegfried, “In Leid zu dem Wipfel” (pista
7). Delicado, usando la media voz cuando imita al pájaro del Bosque
(de 0’27’’ a 1’00’’), heroico cuando relata su llegada a la Roca
de Brünnhilde (de 1’04’’ a 1’32’’), soñador cuando recuerda el descubrimiento
de Brünnhilde (1’40’’ a 3’00’’). Es increíble que aún tenga fiato
para cantar frases de amplio aliento como “schlafend ein wonniges
Weib” (1’40’’) o “oh! Wie mich brünstig da umschlang / der schönnen
Brünnhilde Arm!” (2’33’). El grito que profiere Siegfried al ser
golpeado por la lanza de Hagen (3’21’’) es de lo más realista.
Atención
a la gradación dinámica en los crescendi de Kna durante
la última intervención de Siegfried, “Brünnhilde! Heilige Braut!”
(pista 8): p < mf dim. (0’09’’); p cres. mf
dim. (0’42’’); p. cres. f dim.(1’22’’); p
cres. piu f – ff dim. (2’31’’). Windgassen está magnífico
aquí, seguro en la emisión pero con un cierto aire desvalido, que
refleja perfectamente el abandono de las fuerzas antes de la muerte.
Le
he oído a Kna mejores Trauermarsch. Aquí se nota cómo
la va “trabajando”, como se va haciendo el sonido. A veces parece
que las entradas (dosillos de semicorcheas) de timbal, trombones
y trompeta baja en ff y diminuendo hasta pp se adelantan
un poco, entrando antes de finalizar los tresillos de semicorcheas
de la cuerda grave (6).
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Gutrune
sobre el cadáver de Siegfried. Detrás, Gunther.
Escena Tercera del Tercer Acto
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La
Tercera Escena comienza con los violines con sordina tocando el
motivo de Gutrune, con tintes melancólicos (pista 10), en respuesta
al mismo tema en clarinete (pista 9, 6’05’’). La mala uva de Hagen
deja aquí de ser sutil (pista 11, 0’26’’): “Auf, Gutrun! Begrüße
Siegfried! / Der starke Held, / er kehret heim.” (¡Levanta, Gutrune,
y saluda a Siegfried! El fuerte héroe regresa al hogar.) Grümmer
era una cantante exquisita. Hasta el grito de Gutrune al ver el
cadáver de Siegfried (pista 11’27’’) le queda elegante. Escúchese
su voz aflautada, de terciopelo, en “O Hilfe! Hilfe! / Wehe! Wehe!
/ Sie haben Sieg(La 4)fried(Re 4) er(Mib 4)schla(Dob
5)gen(Dob 4)!” (2’42’’).
En
“Schweigt eures Jammers” (pista 13), el fraseo de Varnay es algo
alambicado, especialmente en la última frase “doch nicht erklang
mir / würdige Klage, / des höch(Mib 4)sten(Re 4) Hel(Fa 4)den(Mi
4) wert(Sol 4).” (0’50’’). La escena de la inmolación (pistas
14 a 16) es un prodigio, con un inspiradísimo Kna y la inalcanzable
ejerciendo de tal, mucho más segura en el registro agudo que el
año anterior. Préstese atención a la frase “des hehrsten Helden
verzehrt” (pista 14, 1’00’), en particular al modo perfecto en
que Varnay desciende del La 4 al Fa# 3 sobre “hehr”, haciendo sonar
todas las notas (cinco). Los graves son rotundos, perfectamente
apoyados, como en “der Reinste war er, der(Fa 3) mich(Mi 3) ver(Re
3)riet(Do 3)!” (3’06’’) o en ese espectacular “...kein(Si
2) An(Re 3)drer(Do 3)!” (4’04’’). Aunque Flagstad
no tiene rival en el “Ru(Fa 3)he(Mib 3), ru(Lab 3)he(Solb 3), du(Re
3) Gott(Reb 3)!” (8’03’’), Varnay no es aquí menos imponente, si
además tenemos en cuenta el tempo de Kna, con un rallentando
en el segundo “ruhe” y ritenuto en “du Gott”. La excelente
toma permite apreciar muchos detalles en la orquesta, y lo que se
oye por ejemplo en toda la pista 16 contradice algunas habladurías
acerca de un Kna “borroso” y de trazo grueso. El único pero
que puede ponerse a este excelso final es la saturación de los metales
en algunos pasajes, debido a la proximidad de los micrófonos (desde
3’49’’ en pista 16, y especialmente grave en 4’05’’ y 5’02’’), que
ya lastraba la vieja edición Arkadia. De todos modos la cosa no
pasa de 75 segundos.
Balance
(breve) final
Creo
que es mi deber decepcionar a quienes esperan encontrar aquí una
recomendación precisa y directa sobre “cual es el Anillo de Kna
que hay que comprarse”. Y es que carezco de una respuesta que no
sea: “todos”. Éste que vengo comentando desde Diciembre (??!!!!),
en tres entregas, es extraordinario, pero no es perfecto. Yo no
podría pasar sin el Oro del Rin de 1957 (especialmente por
la Primera Escena), La Walkyria de 1958 (o el Segundo Acto
de 1957 e indiscutiblemente el Tercero de 1956), el Sigfrido
de 1956. En el Ocaso no lo tengo tan claro: ¿56 ó 58? ¡Menudo
lío! Una cosa sí la tengo clara: uno de los tres es el mejor Anillo
en disco (espero no se me pida ponerlos por orden). Kna y
los repartos con los que contó en el Nuevo Bayreuth no tienen rival.
Notas
(1) Grabaciones comerciales de El Anillo del Nibelungo, en
Philips y DG, respectivamente.
(2) “Brünnhilde grita, desesperada”, pone la partitura. Varnay adoptaba
un tono sumiso, de capitulación, en ese grito.
(3) Se oyen el motivo de la Aniquilación, el e Hagen y una modificación
del de la Servidumbre de los Nibelungos.
(4) Hay una simetría que llama la atención: Siegfried es un “anti-Alberich”;
que cedería el Anillo por Amor, pero nunca ante las amenazas: “für
der Minne Gunst / miß’ ich ihn gern” (pista 3, 1’03’’).
(5) En alusión a su encuentro con las Hijas del Rin, en la escena
anterior.
(6) Para escuchar todas las notas de estos tresillos hay que irse
a Furtwängler.
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