LA
ISLA DEL TESORO: PRESENTACIÓN
En
esta nueva sección irán apareciendo grabaciones en CD de obras de
Wagner que, en el momento de su reseña en Wagnermanía.com
no estén disponibles en España (salvo error), bien por encontrarse
descatalogadas, bien por haber sido editadas por sellos no distribuidos
en nuestro país. En algunos casos será posible, con un poco de
suerte, encontrar algún ejemplar en el mercado de discos usados;
en otros se podrán adquirir con facilidad en el extranjero o cómodamente
desde casa a través de tiendas virtuales. Con gran probabilidad,
muchas de las grabaciones reseñadas en esta sección acabarán apareciendo
en el mercado nacional en forma de reediciones o acabarán siendo
distribuidas en España.
EL
TESORO DEL MES DE MARZO
Para
inaugurar la sección traemos una rareza, el único Sigfrido
completo del gran Lauritz Melchior, con un reparto de auténtico
lujo: Kirsten Flagstad (Brünnhilde), Friedrich Schorr (Wanderer),
Kerstin Thorborg (Erda), Karl Laufkötter (Mime), Eduard
Habich (Alberich), Emanuel List (Fafner) y Stella
Andreva (Walvogel). Se trata de una toma en vivo de la representación
celebrada el 30 de Enero de 1937 en la Metropolitan Opera House
(MET) de Nueva York, con dirección musical de Artur Bodanzky. Ha
sido editada el año pasado (2000) por el sello alemán ARCHIPEL RECORDS
(Ref. ARPCD 006-3).
EL
SIEGFRIED DEL SIGLO
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Lauritz
Melchior como Siegfried
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Lauritz
Melchior fue posiblemente (1) el mejor tenor heroico
del siglo XX. Por desgracia, aunque se conservan varios ejemplos
de sus asimismo inigualables Siegmund o Tristan (sólo
con Kirsten Flagstad como Isolde se conocen 9 Tristanes completos
y un Segundo Acto), éste es el único ejemplo completo conocido
de su interpretación de Siegfried en el drama homónimo. La
grabación procede de una toma en vivo de la función del 30 de Enero
de 1937 celebrada en el MET, que fue retransmitida por radio. El
conjunto de retransmisiones radiofónicas del MET (desde 1934) constituye
uno de los legados más importantes, por su cantidad y por su calidad,
de la historia del sonido grabado. Hablo de varios centenares de
grabaciones que cubren un amplísimo repertorio (incluidos títulos
hoy día apenas conocidos como L’amore dei tre re de Italo
Montemezzi o Anthony and Cleopatra de Samuel Barber), cantantes
que van desde los Lauritz Melchior, Kirsten Flagstad, Helen Traubel,
Astrid Varnay, Giovanni Martinelli, Jüssi Björling, Lawrence Tibbett,
Ezio Pinza, Friedrich Schorr, Rosa Ponselle, Lucrecia Bori, Alexander
Kipnis, Leonard Warren, etc hasta los actuales y batutas desde los
Artur Bodanzky, Erich Leinsdorf o Ettore Panizza hasta los Carlos
Kleiber, Herbert von Karajan, George Solti o James Levine, pasando
por nombres como Sir Thomas Beecham, George Szell o Karl Böhm, entre
otros.
La
grabación que nos ocupa no es novedad. Apareció en vinilo en los
sellos EJS (UORC 173(4)) y Discocorp, precursora de Music &
Arts (IGI 373). En CD hubo una edición en el sello Music & Arts
(CD-696), que gozó de una distribución limitada en Europa y que,
según tengo entendido, fue retirada de la venta en los EE.UU. por
presiones legales del MET. De no haber rescindido el contrato con
el sello Naxos, seguramente este Sigfrido habría aparecido
en la serie Naxos Immortal Broadcasts en cuidada restauración
de Richard Caniell, de la Immortal Performances Recorded Music
Society (IPRMS), sociedad no lucrativa radicada en Canadá
dedicada al archivo y restauración de grabaciones históricas, fuente
inagotable del sello Naxos hasta 1999. Curiosamente, la rotura de
relaciones entre Naxos y la IPRMS tuvo como causa el tratamiento
a que Naxos sometía algunos de los productos surgidos del estudio
de Caniell. Así, éste asegura que Naxos arruinó su restauración
del Ocaso de los Dioses del MET del 11 de Enero de 1936 (con
Lauritz Melchior, Marjorie Lawrence, Friedrich Schorr, etc.), que
incluso fue retirada del mercado. Ciertamente el sonido era lamentable.
También sufrieron tratamientos adicionales algunas de las
retransmisiones radiofónicas de Toscanini aparecidas en la magnífica
serie Toscanini Broadcast Legacy.
Los
discos sobre los que se grabaron las funciones del MET de los años
30, fueron copiados en cinta magnética en los años 40, utilizando
un magnetófono Ampex desarrollado por los ingenieros de la
RCA. Estas cintas y copias de enésima generación de las mismas son
la fuente de las ediciones en vinilo o CD de los materiales del
MET de fechas tempranas (hasta principios de los 40 básicamente)
que han aparecido en multitud de sellos (Melodram, VAI, Legato,
Walhall, Gebhardt, Eklipse, Naxos...). En sus comienzos, el paso
a cinta era muy problemático. La irregular velocidad de arrastre
y la deformación de la cinta provocaban cambios en la afinación.
Esto, unido a unos discos en ocasiones mal conservados, incluso
con deterioro irreversible en algunos surcos, convierte la restauración
de estos materiales en un problema muy complicado. Un filtrado excesivo
eliminará el ruido de superficie y disimulará los defectos debidos
a los surcos defectuosos, pero también restará frecuencias a la
música y a las voces, que sonarán poco naturales y con timbres metálicos.
Un filtrado suave respetará la naturalidad del sonido, pero a costa
de un ruido excesivo. Los buenos catadores de estos testimonios
históricos prefieren esto último, y acaban acostumbrándose a la
fritura continua con tal de escuchar las voces en su gloriosa
plenitud tímbrica o una orquesta sinfónica o de foso como Dios manda,
en vez de con unos violines de restaurante (o de puerta del Auditorio
Nacional) o unos vientos que parecen kazús. El aficionado
medio, con poco entrenamiento, no atinará a escuchar voces ni orquesta,
y se quedará en lo que se cuece, encontrando estas grabaciones
completamente inútiles.
Según
el propio Richard Caniell, el sonido de la edición en CD Music &
Arts de este Sigfrido es prácticamente el mismo que el de
su restauración para la IPRMS, que utiliza material de primera calidad
(las mejores copias disponibles de cada grabación). Ignoro (aunque
me lo imagino) de dónde ha salido el material de partida empleado
en esta edición, por lo que no puedo asegurar si lo que aquí se
escucha es la última palabra. Espero que el sonido sea mejorable,
porque los resultados artísticos son superlativos. El sonido es
irregular. A falta de un estudio técnico, podríamos decir que va
de lo bastante aceptable a lo mediocre, con algunos fragmentos (afortunadamente
puntuales, como cuando Siegfried se tumba bajo el tilo al
final del Segundo Acto) de sonido que podríamos denominar atroz
o inadmisible. Por aceptable quiero decir pasajes con escaso ruido
de fondo, que no han requerido mucho filtrado, y en los que se escucha
a la orquesta con nitidez, sin distorsiones, y las voces muestran
el timbre que conocemos por grabaciones de superior calidad técnica.
Que nadie espere algo parecido a lo conseguido por Golden Melodram
con los Anillos bayreuthianos de 1956 y 1957 (especialmente este
último, comentado en los dos primeros números de Wagnermanía).
Por fortuna, abundan los momentos tranquilos, en los que
la música llega a nuestros oídos sin interferencias, y lo que se
escucha es extraordinario. No es poco. Hay también pasajes con mucho
ruido de fondo, algún que otro lloro de la cinta que no ha
sido corregido y pasajes en los que no se entiende lo que dicen
los cantantes. Desde mi punto de vista, el balance es positivo.
En
el aspecto artístico, ya lo he mencionado más arriba, los resultados
son sobresalientes. Se trata de una representación de compañía,
¡pero menuda plantilla la del MET de aquellos años dorados! Comencemos
con la dirección. El vienés Artur Bodanzky (1877-1939) fue asistente
de Gustav Mahler en la Ópera de Viena (1903). Desde 1915 hasta su
temprana muerte en 1939 estuvo al frente del repertorio alemán del
MET, puesto en el que sucedió a Alfred Hertz. En 1939 se hizo cargo
del puesto un jovencísimo Erich Leinsdorf, también vienés que contaba
entonces 27 años. Bodanzky era un director muy competente, conocedor,
un concertador eficaz y, por momentos, realmente inspirado. Como
diría el crítico Arturo Reverter, ya le quisiéramos hoy para los
días de fiesta. Aquí construye con seguridad, dosifica las tensiones
(escúchese la introducción orquestal justo antes de la primera intervención
de Brünnhilde, desde 8’25’’ en la pista 9 del CD3 hasta el
comienzo de la pista 10), acompaña por lo general con atención.
Tenía tendencia a los tempi atléticos (especialidad
velocidad pura). Escúchense la entrada de Siegfried en la
Primera Escena del Primer Acto (pista 3, CD1), o el final de los
Actos Primero y Segundo. Era proclive a aligerar las obras,
infringiendo cortes más o menos amplios. A esta afición no era ajeno
el hecho de que, sobrepasada la medianoche, las horas extra del
personal del teatro eran bastante cuantiosas, por lo que, en aras
de la economía, se procuraba finiquitar la faena antes de la
hora de Cenicienta. Quizá la costumbre se extendió también a
las matinés, como es el caso de la función que estamos comentando
(comenzó a las 12 del mediodía: el 30 de Enero de 1937 era sábado).
Entre unas cosas y otras, quedan aquí 3 horas y 24 minutos de Sigfrido.
Que cada cual compare con lo que tenga a mano. Las mutilaciones
son dos y ambas en el Tercer Acto. En la Segunda Escena (encuentro
Siegfried-Wanderer) hay un corte que va desde la frase
de Siegfried “Mich wies ein singend Waldvöglein, / das gab
mir gute Kunde” hasta la frase del Wanderer “Den Weg, den
es zeigte, / sollst du nicht ziehn!” (pista 6, CD3). En el dúo Siegfried-Brünnhilde
de la Tercera Escena, hay un corte que va desde la frase de Siegfried
“in mächtigen Banden” hasta la frase, también de Siegfried,
“Schweige die schäumende Wut!”, siguiendo con la frase de Brünnhilde
“Kein Gott nahte mir je!” (pista 11, CD3). Señalaré algunos momentos
excelentes de Bodanzky; sólo en el Tercer Acto, el final de la Primera
Escena (pista 4, CD3), la introducción de la Tercera Escena (pista
9, CD3) o los instantes anteriores al despertar de Brünnhilde (pista
9, CD3, desde 8’00’’ aprox. hasta el final de la pista). En este
último fragmento se escuchan en las cuerdas algunos portamentos,
hoy en desuso.
El
reparto vocal admite pocas posibilidades de mejora: Lauritz Melchior
(Siegfried), Kirsten Flagstad (Brünnhilde), Friedrich
Schorr (Wanderer), Kerstin Thorborg (Erda), Karl Laufkötter
(Mime), Eduard Habich (Alberich), Emanuel List (Fafner)
y Stella Andreva (Walvogel), prácticamente todos ellos en
magnífica forma. Karl Laufkötter (1900-?), natural de Düsseldorf,
gran amigo de Lauritz Melchior, debutó en el MET en 1936 como Pastor
en Tristan e Isolda, permaneciendo en la compañía 11 temporadas,
en las que cantó 22 papeles, interviniendo en 246 representaciones.
Laufkötter, que había debutado el papel el 22 de Enero (2), tan
sólo una semana antes de esta representación, compone un Mime
espléndido, que se sitúa entre las grandes interpretaciones
de este rol. Es una voz importante, con más cuerpo y volumen de
lo habitual en esta parte. Como muestra, escúchese su intervención
“Siegfried, mein Sohn” (pista 10, CD2).
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Friedrich
Schorr como El Holandés |
El
húngaro de nacimiento Friedrich Schorr (1888-1953) debutó en Graz
en 1912 como Wotan en La Walkyria. Fue el primer barítono-bajo
wagneriano de la Ópera Estatal de Berlín de 1923 a 1933. Debutó
en el MET en 1924, cantando regularmente en el teatro neoyorkino
hasta su retirada en 1943. Schorr está aquí sorprendentemente bien
para la fecha de grabación. La parte del Wanderer es la menos
exigente de entre las tres apariciones del dios en la Tetralogía,
y aquí la debilidad del registro agudo de Schorr (estamos en 1937)
pasa casi desapercibida. La voz es de gran belleza, dúctil, tiene
volumen sobrado y Schorr la maneja con un legato prodigioso.
Escúchese su primera intervención, en la Segunda Escena del Primer
Acto (pista 7, CD1). Suena con autoridad, como en “Auf der Erde
Rücken / wuchtet der Riesen Geschlecht.” (pista 8, CD1, 4’00’’)
o en su llamada a Erda, “Erwache!”, en la Primera Escena del Tercer
Acto (pista 2, CD3). Apiana a la perfección en “Auf wolkigen Höhn
/ wohnen die Götter.” (pista8, CD1, 5’57’’). En el lado negativo,
algún sonido fijo, como en “der sollte dir Welt ihm gewinnen”
(pista 2, CD1, 3’01’’) y algunos agudos (no hay muchos en la partitura)
excesivamente breves, como en “des Speeres starken Herrn”
(pista 8, CD1, 8’01’’).
Eduard
Habich (1880-1960), natural de Kassel, debutó en Koblenz en 1904,
y de 1910 a 1930 cantó en la Ópera Estatal de Berlín. Fue el Alberich
insustituible de Bayreuth en el periodo 1911-1931. Debutó en el
MET en 1935 como Peter en Hänsel y Gretel, cantando
allí un total de 8 papeles en 42 representaciones. Su despedida
del MET tuvo lugar el 9 de Abril de 1937, poco más de dos meses
después de la función que aquí se comenta. A sus 57 años, el canto
de Habich se me antoja algo tosco, poco elegante, sin legato.
Cambia la pronunciación de algunas palabras (dice “ef” en vez de
“auf”, o “Würgur” en vez de “Würger”). Tiene algún sonido fijo,
como en “der Welt walte dann ich” (pista 2, CD2, 6’42’’).
Hay también momentos excelentes, con un punto de histrionismo de
gran efecto, pero sin caer en excesos. Me gustaría destacar un pequeño
momento, un “Verflucht! Den Ring?” (pista 9, CD2, 2’28’’) dicho
con auténtica rabia.
El
vienés Emanuel List (1890-1967) debutó como Méphistophélès en
el Fausto de Charles Gounod en 1922. En 1934 pasó a formar
parte del MET, donde cantó hasta 1950. Su presencia aquí como Fafner
es todo un lujo. Bien el Waldvögel de Stella Andreva, soprano
habitual en el MET en papeles secundarios (Oscar en Un
baile de máscaras, Woglinde en Oro del Rin y El
Ocaso de los Dioses).
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Kerstin
Thorborg como Waltraute
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La
gran contralto sueca Kerstin Thorborg (1896-1970) debutó como Ortrud
en la Ópera Real de Estocolmo en 1924. Desde 1936 actúo como invitada
en el MET, pasando a formar parte de la compañía en 1938, en la
que permaneció hasta su retirada en 1950. Thorborg es la Erda
ideal, con una voz de contralto auténtica, graves perfectamente
apoyados y sobrada en el agudo. Escúchese su fantástico “herrscht
durch Meineid?” (pista 3, CD3, 1’09’’).
He
dejado lo mejor para el final, la fabulosa pareja. La soprano noruega
Kirsten Flagstad (1895-1962) debutó el 12 de Diciembre de 1913 en
el Teatro Nacional de Oslo en el papel de Nuri de la ópera
Tierra Baja (Tiefland) de Eugene d’Albert. Debutó
en Bayreuth el 25 de Julio de 1933 como Ortlinde en La
Walkyria. Su debut en el MET tuvo lugar el 2 de Febrero de 1935
como Sieglinde (3). Hasta 1941 actúo regularmente en el MET.
Interpretó la Brünnhilde del Sigfrido un total de
30 ocasiones, desde que debutara el papel el 6 de Noviembre de 1935
en el MET. El verdadero protagonista de la grabación es, obviamente,
el danés Lauritz Melchior (1890-1973), para muchos el mejor tenor
heroico del siglo pasado. Un dato curioso, el día de su nacimiento,
20 de Marzo, vio también la luz otro gran tenor, Beniamino Gigli.
Melchior debutó como barítono en 1913 en la Ópera Real de Copenhague,
en el papel de Silvio en Payasos, de Ruggero Leocavallo
(4). En 1917 y 1918 reeducó su voz, debutando ya en la cuerda de
tenor el 8 de Octubre de 1918, de nuevo en la Ópera Real de Copenhague,
como Tannhäuser. Debutó en el Festspielhaus de Bayreuth
en 1924 como Siegmund y Parsifal. En el MET actúo
por primera vez el 17 de Febrero de 1926 en el papel de Tannhäuser.
Tras un breve periodo en la compañía de la Ópera Estatal de Hamburgo
y actuaciones en otros teatros europeos, durante el cual pulió su
estilo y amplió su repertorio, regresó al MET el 20 de Marzo de
1929, causando sensación su Tristan. Desde entonces hasta
su despedida, el 2 de Febrero de 1950 (Lohengrin) actuó regularmente
en el MET, con apariciones en otros teatros: Buenos Aires (1931-1943),
San Francisco (1934-1945) y Chicago (1934-1945). Melchior interpretó
el papel de joven Siegfried en 128 ocasiones, desde que lo
encarnase por vez primera en Magdeburgo el 25 de Noviembre de 1925
(con 35 años) hasta su despedida del papel en una función del MET
de Nueva York en 1948, ya próximo a su jubilación forzosa. Quienes
piensan que Melchior fue tan solo un fenómeno de la naturaleza,
un tenor de voz voluminosa y oscura, imponente squillo, agudo
fácil y fiato de Guiness, proclive a los calderones atléticos
(5) pero de escasos matices, deberían escuchar este Sigfrido.
Melchior no es sólo único, insuperable en los momentos que requieren
cualidades heroicas, como en la Tercera Escena del Primer Acto,
con la temible canción de la fragua (pista 12, CD1), o en
el dúo final. Aquí tenemos un tenor que dice, frasea, apiana, domina
la mezza voce (6). Un par de ejemplos para apreciar la técnica
de Melchior: su “Es sangen die Vöglein” (pista 5, CD1), compendio
de virtudes o la espléndida frase “Im Schlafe liegt eine Frau” (pista
9, CD3, 5’54’’), que podría servir de paradigma del uso de la mezza
voce.
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Flagstad
como Brünnhilde |
El
dúo final es un verdadero festín vocal, para degustar repetidas
veces. Aunque el principio de la escena tiene un sonido terrible,
con algún esfuerzo puede apreciarse que Melchior comienza (pista
9, CD3) magníficamente, con una voz bellísima (Ach! Wie Schön),
perfecto control de la emisión y con el fuelle intacto. Resultar
fascinante contrastar la expresividad de la Flagstad, podríamos
decir casi intelectual, siempre controlando, con la entrega
total de ese volcán que era Astrid Varnay. Flagstad comienza como
reflejando el aturdimiento después de largo y profundo sueño y la
sorpresa ante la nueva situación. Así, en sus “Heil dir, Sonne!”
y “Heil dir, Licht!” (pista 10, CD3) la voz es radiante, luminosa,
pero muestra cierta timidez. Su “Heil euch, Götter!” es ya una explosión
de luz. En “O, Siegfried!” (pista 11, CD3) hay pasión, pero la brida
está firmemente sujeta. Lástima el corte mencionado más arriba,
que nos priva de unos minutos más de disfrute. Como colofón, tres
“Sei mein!” (pista 12, CD3, 5’18’’) pletóricos de Melchior y una
conservadora Flagstad que elude el comprometido Do5 de cierre en
“lachender Tod!”, optando por el alternativo Do4, menos brillante
pero previsto en la partitura.
BALANCE
FINAL
A
pesar del sonido irregular, la recomendación es total. Estamos ante
el único Siegfried casi completo de Lauritz Melchior (7),
rodeado de un importantísimo reparto y con la competente dirección
de Bodanzky. Tratándose de un testimonio capital del Wagner que
se hacía en el MET en la llamada edad de oro, sorprende la
escasa difusión de la grabación. El sello alemán ARCHIPEL RECORDS
en el que ha aparecido es aparentemente filial de GEBHARDT (www.gebhardtmedien.de),
este último literalmente heredero de los extintos WALHALL y EKLIPSE)
y con un creciente catálogo de grabaciones históricas. Sería deseable
que algún distribuidor nacional (¿Diverdi?) explorase la posibilidad
de traerlo a España. Hasta entonces, y recordando un viejo anuncio
de TV: “busque, compare y, si encuentra algo mejor...”
(1)
Para evitar suspicacias, seremos prudentes, como en un anuncio de
una conocida marca de cerveza.
(2)
Ese día Laufkötter se llevó dos sorpresas. La primera, una specialité
de la maison de Melchior, desconocida para el nuevo Mime:
durante la forja de la espada, un juguetón Siegfried lanzaba
trozos de carbón a Mime, entretenido en otra parte de la
escena preparando su brebaje. La segunda, al finalizar el Segundo
Acto, y durante el ritual saludo de conjunto a telón bajado, la
fornida manaza que antes le lanzó carbón, agarró a Laufkötter por
el cuello y le empujó hacia adelante para que pudiera recoger en
solitario las ovaciones del público, entusiasmado con el nuevo
Mime del MET.
(3)
La función fue retransmitida por radio y hay grabación en CD (Walhall
WHL21)
(4)
Otro dato curioso: el director musical de aquella velada fue el
compositor Carl Nielsen.
(5)
Recuérdense sus interminables “Wälse!” (16 segundos y 14 segundos)
en una de las Walkyrias de 1940 en Boston (Myto Records).
(6)
No confundir la mezza voce, media voz, o emisión con volumen
restringido, con mezza di voce o capacidad para regular la
intensidad (crescendo-diminuendo) durante la emisión de una
nota.
(7)
Entre
1929 y 1932, Melchior grabó para HMV-EMI extensos fragmentos de
la obra, incluyendo la canción de la fragua y el dúo final (con
Florence Easton). De este documento excepcional hay edición en CD,
en un álbum de 7 discos del sello Pearl (The potted Ring), con extraordinario
reprocesado de Mark Obert-Thorn, que será comentado próximamente
en la sección La isla del tesoro de www.wagnermanía.com.
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