Número 276 - Zaragoza - Diciembre 2023
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Mis impresiones de Parsifal
De: xepkna
Fecha: 21/08/2018 17:14:52
Asunto: Mis impresiones de Parsifal
Yo asistí a Parsifal IV. El dia 14 agosto.
Los cambios respecto año anterior:
El director es el ruso Semyon Bychkov (68años) Sustituye a Hartmut Haenchen (70 años) que lo dirigió los primeros años de esta producción de Eric Uwe Laufenberg.
La dirección de Bychkov es más dramática que la de Haenchen, con alguna irregularidad en las dinámicas. El preludio le dura poco mas de 10 min pero hay algunas pausas mucho mas largas de lo deseable. Aun asi, triunfa por los acentos dramáticos, más que por los trancendentes o místicos.
Gurnemanz este año está cantado por Günther Groissböck. Su voz, potente, clara y bien timbrada, produce un monje más guerrero y decidido que el estático Georg Zeppenfeld anterior. Groissböck es un Gurnemanz antológico (Zeppenfeld también lo es) que recuerda y recrea las grandes voces oidas en este personaje, Greindl, Hines.
Amfortas es Thomas Johannes Mayer, a mi parecer, peor que Ryan McKinny. Por voz aunque no talento interpretativo. Mayer tiene suerte que los cantantes en Bayreuth, estan mas cerca del público que en otros teatros y los pasajes a media voz eran claramente audibles.
Kundry sigue siendo la excepcional Elena Pankratova, una diablesa en plenitud de voz en todos los registros.
Parsifal ha vuelto a ser cantado e interpretado por el austriaco Andreas Schaeger. Para mi, mucho mejor que la voz rara, blanca y potente de Klaus Florian Vogt. Klingsor magnificamente cantado e interpretado por Derek Welton.
La orquesta sonó maravillosa (alguna irregularidad en los metales, del todo perdonable). Y el coro, sin duda el mejor del planeta operístico para esta obra maestra póstuma de Wagner.
Josep Mallol

De: ls111553
Fecha: 28/08/2018 9:45:19
Asunto: RE: Mis impresiones de Parsifal
Quiero añadir que la puesta en escena me pareció extraordinaria. Luego de décadas del ?teatro del absurdo? ya habitual en el festival, resulta refrescante y esperanzador asistir a un Parsifal que celebra la vida, la fe y también a Wagner. El concepto de hermandad universal por una fe que no necesita símbolos externos, de los que se abusa como emblemas de división y que al final se entierran en el féretro de Titurel, no hace más que reflejar el mensaje contenido en la música y el texto. Hay que ser valiente en estos tiempos para no escapar de la espiritualidad de Parsifal, lo que nos ha dejado incontables producciones cojas y deformes, porque negar estos elementos de la obra, por miedo de los directores a perder sus credenciales de ?progres?, es tan absurdo como los recursos que proponen para evadirlos.
La luz intensa que acompaña la música del Viernes Santo invade el incómodo y caluroso auditorio del Festspielhaus, como invitando al público a compartir la redención. Fue algo emocionante y conmovedor. Por cierto, espero con gran entusiasmo la actuación de Andreas Schager como Siegfried en el Anillo del Met del próximo año. Con él y Stephen Gould, el departamento de ?Heldentenor? no está tan desprovisto como algunos piensan.